Un Plan Maestro Urbano para La Habana del siglo XXI: un marco de políticas para la Arquitectura, el urbanismo y la renovación económica
Mediante el análisis de las condiciones actuales de La Habana, este ensayo argumenta que las intervenciones arquitectónicas y urbanas pueden promover el desarrollo económico, a la vez que salvaguardar la identidad cultural única de la ciudad.
Las ciudades, construcciones culturales y económicas
En cualquier sociedad las ciudades constituyen la máxima expresión de la cultura, tanto material como espiritual. También son sistemas económicos complejos cuya arquitectura y trazado urbano configuran la productividad, la movilidad y el bienestar social. Por consiguiente, su supervivencia es el objetivo último y más significativo, no solo para urbanistas y arquitectos, sino también para toda la humanidad.
Durante la segunda década del siglo XX La Habana, la capital de Cuba desde 1607, se convirtió en una metrópolis caribeña distintiva con influencia europea. Si bien experimentó un impresionante crecimiento durante la primera mitad de la pasada centuria, en la segunda se libró de los daños de la renovación urbana global y el desarrollo excesivo.
Hoy mantiene intacto su tejido urbano tradicional, el único que se conserva de su tipo en Hispanoamérica.
Sin embargo, la armoniosa yuxtaposición de una rica variedad de estilos arquitectónicos en la ciudad, evidenciada en una impresionante colección de edificios de arquitectos locales e internacionales de renombre mundial, se ve amenazada actualmente por el abandono y la negligencia.
A pesar de la belleza intrínseca de su arquitectura y su trazado urbano, La Habana ha experimentado un profundo deterioro de su infraestructura, incluyendo el frecuente derrumbe de edificios históricos en ruinas. La vivienda, el agua, la recolección de basura y el transporte público también se han desintegrado.
Pero estas vulnerabilidades subrayan la urgencia —y la oportunidad— de una política urbana estratégica que considere la arquitectura no solo como patrimonio, sino también como una plataforma para el desarrollo económico. De hecho, cualquier florecimiento económico futuro requiere una capital funcional con agua potable, energía confiable y transporte público.
Herencia e identidad
La Habana es una ciudad con un espíritu, o genius loci, que da vida tanto a las personas como al lugar, y la mantiene como un lugar resiliente. Hoy sigue siendo una urbe policéntrica con una extensión de 727 km² (281 millas cuadradas) y una población de aproximadamente dos millones de personas.
Su tejido urbano centenario e intacto es excepcional en América y sienta las bases para el desarrollo económico. En términos de política urbana, la calidad del patrimonio se correlaciona fuertemente con el aumento del turismo y la inversión privada, el surgimiento de industrias creativas y culturales, y el aumento del valor de las propiedades.
La Habana sigue siendo uno de los activos más valiosos de Cuba, y la rehabilitación de su deteriorada infraestructura y su preservación histórica constituyen un objetivo económico estratégico crucial para el futuro del país.
Panorama del Plan Maestro
La Habana está lista para una renovación integral que promueva el desarrollo y valore su historia de cinco siglos. Reconociendo su singular legado urbano y arquitectónico, en 1982 la UNESCO[1] declaró a La Habana Vieja y su cadena de fortalezas Patrimonio de la Humanidad.
Para preservar el legado de La Habana y contribuir a la supervivencia de la ciudad y la nación, el autor de este texto, el arquitecto y urbanista Julio César Pérez Hernández, desarrolló Un Plan Maestro para el siglo XXI (el "Plan Maestro").[2]
Este Plan persigue preservar el patrimonio urbano y arquitectónico de La Habana con su historia de cinco siglos, creando nuevas actividades económicas que generen empleo inmediato en áreas como la construcción, la producción de materiales y la artesanía. También busca contribuir a que la ciudad alcance un nivel de funcionamiento que atraiga inversiones y permita el desarrollo de nuevas industrias, lo cual se traducirá en una floreciente vida pública para ciudadanos y visitantes. Asimismo, aspira a restaurar la innegable belleza, magia y poesía de La Habana.
Una nueva legislación, que contempla la revalorización del valor y uso del suelo en todas las zonas de la ciudad, es clave a la hora de impulsar cualquier proyecto futuro de reurbanización en Cuba, a fin de otorgar derechos a los inversionistas y reconocer los intereses de otras partes concernidas. El objetivo sería fomentar la inversión extranjera y local bajo normas legales que respeten tanto la historia de la ciudad como sus necesidades actuales.
El Plan Maestro se basa en diez conceptos:
- Una visión holística a largo plazo para el desarrollo futuro.
- Un nuevo paisaje cívico a partir de una nueva legislación sobre el uso del suelo.
- Revitalización del Malecón y de nuevos paisajes urbanos y edificaciones que se relacionen con este.
- Preservación del patrimonio natural y cultural.
- Sostenibilidad ambiental, económica y cultural.
- Reforzamiento de la estructura urbana policéntrica tradicional y finalización del centro cívico.
- Modernización de la infraestructura, incluyendo un nuevo sistema de transporte público.
- Aumento del espacio público, las áreas verdes y las zonas de amortiguamiento para contener el aumento del nivel del mar.
- Desarrollo de rellenos urbanos de uso mixto con énfasis en la vivienda.
- Revitalización de las históricas avenidas comerciales, conocidas como Calzadas.
Cada principio mejora la competitividad económica de La Habana al fortalecer la funcionalidad urbana y mejorar su imagen global. El Plan Maestro es ambicioso, extenso y exhaustivo, y puede descargarse aquí.
Por limitaciones de espacio, a continuación sólo se abordan algunos de estos conceptos.
La revitalización del Malecón como estrategia económica
El Plan Maestro reconoce que el Malecón es el activo estratégico más importante de La Habana. Se extiende desde Miramar y Jaimanitas, al Oeste, hasta Cojímar y La Habana del Este, al Este.
Este frente marítimo, históricamente el motor económico de la ciudad, ofrece ahora un considerable potencial para la reurbanización. Al orientar los espacios y edificios hacia el mar, permite que su presencia se haga sentir más hacia el interior.
Revitalizarlo con diversos espacios públicos —parques, paisajes urbanos y paseos—, no solo embellece la zona portuaria, sino también fortalece la imagen internacional de La Habana, posicionándola como una de las pocas ciudades coloniales vibrantes que quedan en el mundo y consolidándola como una importante atracción turística mundial.
Manteniendo el carácter policéntrico de la ciudad
El tradicional carácter policéntrico de La Habana —una ciudad con múltiples plazas coloniales de singular arquitectura, cada una de ellas un distrito histórico—, se vería reforzado mediante el aumento de la cantidad de espacios verdes. Al desarrollar estos espacios en los diversos centros urbanos, la ciudad puede crear una alternativa verde a la expansión descontrolada suburbana.
Como contrapartida a las mejoras y la funcionalidad de las nuevas plazas previstas en el Plan Maestro, se completarán las vías públicas de la ciudad para aumentar la conectividad entre esos distritos históricos.
Transporte e infraestructura
La modernización del sistema de transporte de La Habana con la introducción de un tren ligero, autobuses eléctricos y túneles multimodales apoya el desarrollo económico al reducir los tiempos de viaje y los costos logísticos, facilitando el movimiento de mercancías y personas y permitiendo una mayor densidad de la actividad comercial y residencial. Se trata de un aspecto fundamental para aumentar la productividad económica de la ciudad y el atractivo para la inversión.
En el tramo del Malecón, esto se logra extendiendo el muro más allá de su ubicación actual y aprovechando la topografía existente del arrecife mediante la construcción de túneles subterráneos para el transporte público y privado. Los medios de transporte eficientes que circulen por los túneles—por ejemplo, autobuses híbridos y eléctricos y el tren ligero—, descongestionarán el actual tráfico Este-Oeste y responderán a las enormes necesidades de transporte público masivo.
La superficie superior del túnel Este-Oeste, anclada en la ladera del arrecife, crea una zona de amortiguamiento que protege los edificios a lo largo del paseo público, bloqueando las salpicaduras marinas y resolviendo a la vez las actuales inundaciones regulares de la zona con un nuevo y eficiente sistema de drenaje.
Revitalización de las Calzadas históricas
Otro objetivo del Plan Maestro es la revitalización de las arterias comerciales históricas, llamadas Calzadas, creadas en un plan de expansión entre 1817 y 1819[3] y mundialmente famosas por la densidad comercial desarrollada a lo largo de sus tramos y su vibrante vida callejera.
Estas Calzadas son avenidas flanqueadas por edificios con columnas. En el pasado albergaban una multitud de establecimientos comerciales y sus portales ofrecían a los peatones refugio del sol y la lluvia.
El Plan Maestro contempla revitalizar las zonas circundantes a las Calzadas mediante el desarrollo de rellenos urbanos, reduciendo la expansión urbana, aumentando la densidad en estas áreas, revitalizando y reurbanizando estos espacios tradicionales a fin de mantener su identidad histórica.
La Arquitectura como motor del desarrollo nacional
El Plan Maestro articula una visión en la que la arquitectura, el patrimonio y los espacios públicos funcionan simultáneamente como activos culturales y motores económicos, logrando una metrópolis próspera donde las empresas crecen, los inversionistas se sienten atraídos a establecerse, el talento local decide permanecer en el país e impulsar su economía, y los turistas disfrutan de una experiencia extraordinaria.
El Plan Maestro aspira a una Habana más bella, urbana y digna donde todos sus habitantes puedan vivir, trabajar y disfrutar de sus comodidades. Una ciudad contemporánea que respete y valore la tradición, el orden, la urbanidad y honre la cultura de las ciudades.
[1] United Nations Scientific and Cultural Organization
[2] En 2006 el Plan Maestro fue registrado por su autor en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos para su protección de derechos de autor. Se trata de una propuesta integral de proyecto urbano concebida y desarrollada por el propio autor y su equipo.
No se trata de un plan del gobierno cubano, sino de una reflexión personal sobre la ciudad, su historia y su evolución urbana, y de una propuesta para preservar su legado urbano y arquitectónico. Con un firme compromiso con el diseño urbano de gran calidad, siguiendo la tradición habanera, el Plan Maestro está concebido para una población de dos millones de habitantes.
[3] El Plan de Ensanche, diseñado por el coronel ingeniero Antonio María de la Torre y Cárdenas entre 1817 y 1819.
Julio César Pérez-Hernández, experto de reconocimiento mundial en arquitectura y urbanismo cubanos, es profesor asociado en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame desde 2017. Ha impartido conferencias y docencia en destacadas instituciones académicas de América y Europa.
El Sr. Pérez Hernández es autor de los libros Inside Cuba (2004) y Inside Havana (2011), ambos publicados por Taschen, así como de dos volúmenes de próxima aparición que serán editados por Andelani Press (Puerto Rico). Cuenta, además, con numerosas publicaciones en revistas académicas internacionales.
Nacido en La Habana, Cuba, Pérez-Hernández obtuvo el título de Arquitecto en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de La Habana en 1982. Ejerció la docencia en Arquitectura y Diseño Urbano en su alma máter entre 1988 y 2006. En 2001 fue seleccionado como Loeb Fellow en la Graduate School of Design de la Universidad de Harvard, donde posteriormente se desempeñó como Wilbur Marvin Visiting Scholar durante el período académico 2012–2013.
