La policrisis y el poder que invierte la relación entre política y economía

Juan Carlos Albizu-Campos Espiñeira
Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo

El actual modelo económico cubano, tal y como está concebido, aplicado y operado, no es reformable. Cuba tendría que reintegrarse al conjunto de instituciones financieras internacionales porque no puede continuar aislada de los mecanismos financieros de carácter multilateral y regional.

March 14, 2024

Una crisis nacional con una pobreza creciente, endógena

La crisis es sistémica y tiene un carácter estructural[1]. Y ello tiene que ver con un modelo de sociedad basado en el ejercicio centralizado del poder que ha invertido la relación entre política y economía, así como con el efecto de contracción económica que ha tenido el embargo/bloqueo desde 1960. Al decir de Torres y Echevarría (Torres P. & Echevarría L., 2021, pág. 1), da cuenta de “un patrón histórico de crisis económicas recurrentes derivadas de choques externos negativos conjugados con errores internos”.

Contrariamente a la definición clásica de que “la política es la expresión concentrada de los intereses económicos de la clase dominante”, lo que propone es que todas las dimensiones de la sociedad, incluyendo la economía, dependen de la visión política de la máxima dirigencia del país, basada en la exclusividad de un solo partido político sobre la conceptualización de la propia sociedad.

Desde muy temprano en la segunda mitad del siglo XX y hasta la actualidad, el país ha tenido que atravesar diversas fases agudas de crisis económica. Al menos, podrían enumerarse:

  • Crisis del modelo de Financiamiento Presupuestario, junto al de Autogestión y al Sistema de Registro Económico. 1966-1974.[2]
  • Crisis de estancamiento del modelo de cálculo económico (período de “rectificación de errores”). 1985-1990.
  • Crisis del llamado “Período Especial en Tiempos de Paz”. 1991-1995.
  • Crisis de desvertebración del sector azucarero, iniciada en 2002, y desmontaje del complejo agroindustrial.
  • Crisis de recentralización y la ralentización económica iniciada en 2006, descapitalización de la infraestructura y el equipamiento, y consecuente recesión posterior: el modelo económico como obstáculo al desarrollo (Pérez-Villanueva & Torrez Pérez, 2013).
  • Colapso de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera internacional. 2007-2009.
  • Contracción del turismo y las remesas. Crisis financiera nacional.
  • Crisis de sostenibilidad del modelo. 2013-2019.
  • Crisis combinada de pandemia- cierre del país- “Ordenamiento Económico”. Desde 2020.

Este sucinto recuento, por lo demás incompleto, no hace otra cosa que poner en evidencia que el actual modelo económico, tal y como está concebido, aplicado y operado, no es reformable. Todas esas crisis no hicieron sino mostrar que se trata de un proceso sistémico con fases agudas en determinados períodos. Lo que hicieron fue agravar un malfuncionamiento económico solo disimulado por un fuerte financiamiento externo. Al verse interrumpido, se manifiesta con mayor fuerza en tanto las condiciones que afectan el nivel de productividad en la economía y la inversión de capital siguen estando presentes.

Se registra un nivel muy bajo de actividad económica de la población (solo 4,8 millones de ocupados de los poco más de 7,6 millones de habitantes en edad laboral, aptos y calificados), que se combina con una profunda deformación estructural en las inversiones que continúa privilegiando al sector inmobiliario y al turismo, 46% de toda la inversión en 2021, contra 0.8% en salud y asistencia social y 5,9% en el sector agropecuario, en un país con notable inseguridad alimentaria (que en 2022 se redujo a menos del 3%), 0,6% en ciencia e innovación tecnológica, 0,6% en educación y 2,9% en construcción, cayó a 1,7% en 2022, así como 9,4% en suministro de electricidad, gas y agua, que se redujo a 6,6% también en 2022.

Lo anterior es el resultado de una concepción del modelo en que no existe espacio para la participación de todas la potencialidades nacionales e internacionales posibles, lo cual solo sería viable en un contexto de profunda liberalización económica en la que participen todos los actores. Lo demuestra, además, el “tira y jala” de medidas, reformas y contrarreformas de las que las micro, pequeña y medianas empresas (Mipymes) han sido las principales víctimas.

Empantanadas en el miedo e ideológicamente aferradas a una visión ortodoxa y excluyente, las autoridades no perciben la necesidad de una reforma real y efectiva.

Así, se suceden unas tras otras las crisis de desabastecimiento de todo tipo: de combustible, de energía, de descapitalización de la industria manufacturera (solo 12,8% de la inversión en 2021, la más baja de la región latinoamericana) y de la industria azucarera, que pasó de 2,0% a 0,4% en ese bienio. Todo va acompañado por una notable incapacidad de recuperación ante fenómenos de todo tipo que han azotado al país, desde los naturales hasta accidentes devastadores, desde la caída de aviones hasta la devastación de una base de supertanqueros de combustible.

Empantanadas en el miedo e ideológicamente aferradas a una visión ortodoxa y excluyente, las autoridades (representantes de la clase dominante) no perciben la necesidad de una reforma real y efectiva que permita una verdadera liberación de las fuerzas productivas y la consecuente transformación económica. Ante la posibilidad de dirigir el país hacia un modelo de prosperidad, que también tendría que enfrentar la solución de las desigualdades generadas durante las últimas seis décadas, han preferido escoger lo que llaman “continuidad” del vigente modelo de “equidad con miseria” (igualdad en la pauperidad, diría Martí).

Sus resultados saltan a la vista:

  • una depreciación de la moneda de 95,83% (Cifuentes, 2022) (Bloomberg Línea, 2021),
  • el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita más bajo del hemisferio occidental (Economist Intelligence Unit, 2021, pág. 15), así como
  • el más elevado índice anual de miseria a nivel global (Hanke, 2022), impulsado por un récord de inflación que alcanzó niveles entre 740% (Hanke, 2022), 1.221%  (Hanke, 2022) y 1.840% (Peña Castellanos, 2022).

Mientras, en una aplicación perversa del modelo de “Salida, Voz y Lealtad” de Hirschman (Hirschman, 1994) ganan tiempo “promoviendo” la salida masiva de la población. Estimados recientes la han cifrado en 3,5% solo en 2021. La principal crisis migratoria de la historia de Cuba.

Así, al decir de Mesa-Lago, “no es factible salir de la crisis con las políticas actuales”. Y tanto “China como Vietnam demuestran el fracaso del modelo socioeconómico cubano” (Mesa-Lago, 2002). Diría De Miranda: “La situación de la economía cubana es tal que requiere de una especie de Plan Marshall para superar su postración” (Betancourt-Ponce de León, De Miranda-Parrondo, Mesa-Lago, & Amor-Bravo, 2022).

El país carece de fuentes internas de acumulación para afrontar el desarrollo económico y ya no tiene un aliado especial que le transfiera recursos por consideraciones políticas, mientras que es el propio actual modelo político-económico el principal freno a la salida de la crisis actual y el desarrollo ulterior del país, pues en él se producen y reproducen los frenos que impiden el avance.

Hacia un modelo económico orientado al desarrollo y al bienestar general, con inserción financiera internacional

Tendría que ser endógeno, sostenible e integral. Tendiente a un cambio profundo de paradigma del sistema que bien puede orientarse hacia un modelo mixto, tal y como lo muestran los países escandinavos o Vietnam. En todo caso, tiene que ser un modelo orientado hacia el desarrollo humano. Según los reportes del Índice de Desarrollo Humano 2007, 2017 y 2021-2022 (PNUD, 2009) (UNDP, 2018) (UNDP, 2023), Cuba retrocedió 32 puestos en el ranking internacional del índice de desarrollo humano, pasando del lugar 51 en 2007 al 73 en 2017 y cayendo al 83 en el bienio 2021-2022. Ese retroceso no tiene equivalentes a nivel global.

La recuperación en ese sentido, y el avance futuro, solo podrían ser posibles desde modelos como el de Economía Circular. Unido a los recursos que podrían obtenerse con la aplicación de un importante paquete de ayuda internacional, podría esperarse que la economía del país podría empezar a superar el estado de postración al que ha sido llevada, en primer lugar, debido a la obstinación de las autoridades, negadas a implementar cambios en la naturaleza en el modelo y dedicadas e implementar soluciones tipo “parche”, ante situaciones de emergencia coyunturales.

Habría que empezar por afrontar el problema de la convertibilidad internacional del peso cubano. Todo lo demás será inocuo y solo contribuirá a prolongar una situación que, de hecho, resulta insostenible. Ya se ha probado hasta la saciedad. La dificultad radica en que la carencia de las fuentes internas de acumulación que padece el modelo es el principal obstáculo. A mi modo de ver, insalvable.

La solución plausible, no exenta de dificultades, sería sustituir el peso cubano (CUP) por cualquiera otra divisa que aparezca disponible y que se nos permita su uso, aunque el país no pertenezca a ninguna zona comercial internacional. En términos de dolarización, son varios los ejemplos en la región, desde Panamá y El Salvador hasta Ecuador. Andorra, Ciudad del Vaticano, Mónaco y San Marino usan el euro y acuñan sus propias monedas en virtud de acuerdos firmados con la Unión Europea. También Montenegro y Kosovo, sin entrar en ningún acuerdo legal con la Unión Europea, así como Macedonia del Norte, por solo mencionar algunos ejemplos.

Mientras, la propia desconexión de Cuba de los circuitos tradicionales de instituciones financieras, entre otras cosas debido al propio embargo/bloqueo de Estados Unidos, hace virtualmente imposible un financiamiento externo que sería imprescindible.

Principales bancos multilateral de desarrollo (MDB por sus siglas en inglés):

  • Banco Mundial.
  • Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
  • Banco Europeo de Inversiones (BEI).
  • Banco Islámico de Desarrollo (IsDB).
  • Banco Asiático de Desarrollo (ADB).
  • Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD).
  • CAF-Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
  • Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
  • Banco Africano de Desarrollo (AFDB).
  • Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB).

Bancos centrales de uniones monetarias o asociaciones de bancos centrales:

  • Banco Central de los Estados de África Occidental.
  • Banco de los Estados de África Central.
  • Banco Central del Caribe Oriental.
  • Banco Central Europeo (BCE).

Uniones monetarias, formales o informales, pero sin un banco central internacional:

  • Asociación Africana de Bancos Centrales.
  • Centro de Bancos Centrales del Sudeste Asiático (SEACEN por sus siglas en inglés).

Otras instituciones financieras internacionales:

  • Banco de Pagos Internacionales.
  • Consejo de Estabilidad Financiera.
  • Fondo Latinoamericano de Reservas.
  • Fondo Monetario Árabe.
  • Fondo Monetario Internacional.

Cuba tendría que reintegrarse al conjunto de instituciones financieras internacionales porque no puede continuar aislada de los mecanismos financieros de carácter multilateral y regional. Entre ellas, deben destacarse el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el CAF-Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), el Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Pagos Internacionales, el Consejo de Estabilidad Financiera y el Fondo Latinoamericano de Reservas.

Industria, agricultura, infraestructura, transporte, comunicaciones. Inversión nacional o extranjera

Un paso imprescindible será redefinir la ley para la inversión extranjera. No es posible admitir, bajo ninguna circunstancia, una ley que solo ofrezca oportunidad de inversión a los extranjeros que quieran hacerlo. En una época que muchos recordarán, a eso se le llamaba “entreguismo”, con todo lo que significa. Tiene que haber un cuerpo legal común para todos los posibles inversionistas, sean extranjeros o nacionales, en el que se regule el proceso de inversión.

Además, debe dejarse de lado eso de la “carpeta de oportunidades” para la inversión. Al convertirse en un instrumento mandatorio, provoca que al inversionista interesado se le obligue a invertir en los sectores, ramas y actividades de interés para el Estado, sin tomar en cuenta que, siendo los dueños de los fondos a invertir, no necesariamente sus intereses coinciden con los del Estado y entonces sus intereses en otros espacios quedan marginados.

Pero lo fundamental es que Cuba se encuentra completamente fuera y aislada de las cadenas globales de creación de valor. Solo a través de una integración sólida a esas cadenas globales habrá posibilidades reales de generar desarrollo económico y riqueza nacional. Y con ello no solo se garantizaría acceso a volúmenes importantes de inversión extranjera directa y a las cadenas globales de suministros, sino también a una exportación sostenida de bienes y servicios.

Seguir insistiendo en la autarquía no solo es arcaico, sino constituye el primer obstáculo al acceso a recursos financieros, a la modernización tecnológica y a la diversificación logística que el país demanda.

Urge un marco legal que sustituya el vigente en materia económica y esté enfocado … en la protección de la propiedad y el cumplimiento de las condiciones contractuales

Un primer e importante paso sería el aprovechamiento de las nuevas oportunidades de integración a partir de lo que hoy se conoce como nearshoring y que han aparecido a nivel internacional con mucha fuerza. Permiten el acceso a nuevas tecnologías, know-how, flujos de capital, cadenas de suministro, cadenas de exportación y la integración a regiones unificadas con mercados meta.

No es posible el desarrollo en un contexto de fragilidad jurídica e institucional

Nada de lo anterior sería posible sin una sólida restructuración jurídica que se convierta en un verdadero soporte de un profundo proceso de liberalización económica. No habrá inversión extranjera si Cuba continúa siendo catalogada como un país de “alto riesgo” para la inversión.

Urge un marco legal que sustituya el vigente en materia económica y esté enfocado, en primer lugar, en la protección de la propiedad y el cumplimiento de las condiciones contractuales en las que se sustenta toda la actividad económica y comercial, tanto a nivel nacional como internacional, y que conecte al país con las prácticas internacionales, y sea garante del cumplimiento de los compromisos adquiridos por el Estado en cualquier materia, comenzando por la devolución del dinero recibido en forma de préstamo, tanto a nivel privado como público o desde instituciones financieras.

De la igualdad en la miseria a un modelo de prosperidad que enfrente la solución de la desigualdad

La crisis es sistémica y tiene un carácter estructural. Su origen es fundamentalmente endógeno, aunque ciertamente se ha visto agravada por el impacto de factores internacionales diversos, notablemente las medidas debidas al embargo estadounidense, que de forma coyuntural han incidido de manera particularmente negativa en algunas coyunturas.

Sin embargo, el manejo interno del modelo ha sido particularmente perverso. Se tiende a identificar la crisis, o las fases agudas de la crisis, con la desaparición del campo socialista y fundamentalmente de la Unión Soviética y el fuerte financiamiento que otorgó a Cuba.

Realmente lo que sucedió es que el sistema entró en crisis muy temprano cuando se aplicó el modelo llamado de “Financiamiento Presupuestario”, a partir del cual se le restaría cualquier papel a las relaciones monetario-mercantiles en la economía. Se produjo una negación de la empresa como unidad de producción con personalidad jurídica propia, el dinero sólo operaría como dinero aritmético; como reflejo, en precios, de la gestión empresarial, que los organismos centrales analizarían para efectuar el control de su funcionamiento, por lo que las empresas dejaron de contar con fondos propios; el trabajo exclusivamente normado a tiempo, así como la negación de la necesidad objetiva del estímulo material. Así, ello se combinó con otras medidas implementadas para eliminar toda manifestación de propiedad privada como actor económico a partir de un agresivo programa de intervención-expropiación implementado hacia finales de la década de 1960.

Asistencia económica soviética a Cuba de 1961-1970 y de 1971-1979 en millones de dolares

Aunque no es posible contar con estadísticas oficiales de la época para documentarlo, lo anterior naturalmente desembocó en una importante contracción de la economía, cuya fase aguda abarcó al menos el período 1966-1974, y de la que solo se pudo salir a partir del cambio de conceptualización del modelo implementado a partir del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) y del fuerte financiamiento recibido particularmente desde la Unión Soviética: en solo las dos décadas de los 60 y los 70 alcanzó los 80,378 millones de dólares (Gilbert, 1982, pág. 110) (Albizu-Campos E., 2002, pág. 169) para una población que, como promedio, en el período solo alcanzaba 8.2 millones de habitantes. Al decir de Díaz-Briquets, una dotación de recursos que superaría el monto agregado per cápita del Plan Marshall y la Alianza para el Progreso en su conjunto.

Devereaux (2021), incluso sugiere que el importe total de las transferencias del bloque soviético a Cuba puede haber sido mayor: 63.000 millones de dólares en términos nominales y alrededor de 115.000 millones a precios de 1990. El problema es que el desempeño económico cubano ha sido asombrosamente negativo y, en consecuencia, los resultados han sido notablemente adversos.  La producción por trabajador es hoy inferior a la de 1958.  El peor rendimiento económico de la economía mundial después de 1958, excluyendo casos marginales como Corea del Norte. Luego, el crecimiento fue “glacialmente” lento, en tanto el PIB per cápita sólo aumentó un 40% entre 1957 y 2017, lo que equivale a una tasa de crecimiento anual del 0,6%, una de las más bajas del mundo (Devereaux, 2021).

Luego, a partir de esa disponibilidad de recursos externos, a lo que debería agregarse lo recibido durante la década de los 80, así como la implementación del Cálculo Económico como nueva forma de organización y planificación de la economía y su integración al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), el modelo logra reflotar y se alcanzan otros desempeños, incluyendo un crecimiento económico estable hasta al menos 1985, cuando se comienza a registrar una contracción lenta, aunque sostenida, del Producto Interno Bruto (PIB) a partir del proceso que dio en llamarse de “rectificación de errores”, enmascarada por ese financiamiento externo.

La presidencia de Cuba, edificio con columnas y escalinata y con bandera cubana

A partir de la pérdida en el país de las relaciones económico-comerciales fundamentales debido a la desaparición del campo socialista y particularmente de la Unión Soviética, desemboca en una nueva fase aguda de crisis económica conocida como Período Especial. Toda una década (1985-1995) de quiebre estructural que se reproduce sobre las distorsiones orgánicas generadas en la crisis anterior (1968-1974).

Cuba deberá transitar desde el actual modelo de “igualdad en la miseria” hacia un modelo de desarrollo económico y de prosperidad en el que deberá enfrentar la solución de la desigualdad desde la creación de fondos de contención que garanticen la resiliencia de los grupos vulnerables y de aquellos que se encuentran en peores condiciones.

Seguramente requerirá de una fuerte inversión, esfuerzo y tiempo en la solución de los problemas y las deformaciones actuales que padece la población. Un primer paso sería el reconocimiento oficial de que el país se encuentra en una verdadera situación de emergencia y demanda un fuerte compromiso de todas las agencias de ayuda y fondos internacionales y para la gestión humanitaria.

De hecho, las Ciencias Sociales cubanas son capaces de ofrecer una fotografía “fina” de todo un inventario de los problemas que se han ido documentando durante las últimas décadas y que muchos están incluso por ser reconocidos por las autoridades, que aún insisten en “reformar” o “hacer despegar” un modelo que es el primer obstáculo al desarrollo (Pérez Villanueva, 2010), insistiendo en soluciones temporales que podrían haber evitado provisionalmente el proceso de policrisis que hoy padece, una cascada de crisis superpuestas e interconectadas, y que no han hecho sino "agravar la magnitud de los retos pendientes" al haber socavado de forma grave y definitiva el "metabolismo" del sistema, como ocurrió en la Unión Soviética y en Europa del Este en la década de 1990, cuando sus sociedades implosionaron (Díaz-Briquets & Albizu-Campos E., 2024) (Tooze, 2022) (Hobson, 2022) (Lawrence, Janzwood, & Homer-Dixon, 2022) (Lawrence, y otros, 2023).

Referencias

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Betancourt-Ponce de León, O., De Miranda-Parrondo, M., Mesa-Lago, C., & Amor-Bravo, E. (14 de Febrero de 2022). La economía cubana necesita de un “Plan Marshall” para superar su postración (Dossier). 

Bloomberg Línea. (2021 de Enero de 2021). Las 15 monedas más depreciadas del mundo. (Bloomberg Línea) 

Cifuentes, V. (06 de Enero de 2022). Peso colombiano: ¿Qué lugar ocupa entre las monedas más depreciadas del mundo?

Devereaux, J. (31 de March de 2021). The absolution of history: Cuban living standards after 60 years of revolutionary rule. (A. G. Galvarriato, M. A. Pons, & H. Willebald, Edits.) Revista de Historia Económica-Journal of Iberian and Latin American Economic History, 39(1), 5-36. doi:10.1017/S0212610920000233

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Hanke, S. (16 de March de 2022). Hanke’s 2021 Misery Index: Who’s Miserable and Who’s Happy? 

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Hirschman, A. (1994). Salida, voz y el destino de la RDA. Un ensayo de historia conceptual. Claves de Razón Práctica, 1994(39), 66-80.

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Lawrence, M., Janzwood, S., & Homer-Dixon, T. (1 de September de 2022). What Is a Global Polycrisis? Version 2.0. Obtenido de What Is a Global Polycrisis? Version 2.0-The Cascade Institute.

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[1] Respuestas de Juan Carlos Albizu-Campos al dossier de Cuba Próxima titulado “Cuba necesita reemplazar el actual modelo económico empobrecedor”, en el que además participan Mauricio De Miranda Parrondo, Omar Everleny Pérez Villanueva, Pavel Vidal Alejandro y Tamarys Lien Bahamonde Pérez.

[2] Blanco, L., 2024, Comentario personal al autor.

hombre con lentes y camisa azul subiendo la mano

Juan Carlos Albizu-Campos Espiñeira es Licenciado en Economía de la Industria, Universidad de La Habana (1986). Especialista en Demografía, Centro Latinoamericano de Demografía, Costa Rica (1989). Doctor en Ciencias Económicas, Universidad de La Habana (2001) y Doctor en Demografía, Universidad de Paris X-Nanterre (2002). Profesor Titular del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), de la Universidad de La Habana.

Ha publicado, entre otros trabajos, Dinámica demográfica cubana. Antecedentes para un análisisFertility, GDP and Average Real Wage in CubaLa migración internacional de cubanos. Escenarios actualesCuba. Escenarios demográficos hacia 2030; Hacia una política de población orientada al desarrollo humanoCuba. Una mirada a la población económicamente activaCuba. Envejecimiento y bono demográficos. Retos al desarrollo¿Es el descenso de la actividad económica de la población un fenómeno temporal en Cuba?; "¿Zozobra demográfica?"; "Un fantasma recorre Cuba"La esperanza de vida en Cuba hoy: diferenciales y coyunturas; La mortalidad materna en Cuba. El color cuenta.

Ha obtenido varios Premios Nacionales de la Academia de Ciencias de Cuba y la Universidad de La Habana.