La economía cubana y la Asamblea Nacional del Poder Popular

Omar Everleny Pérez Villanueva

Se han esbozado ideas muy difíciles de implementar.  Van en contra de mejorar el nivel de vida de la población, entre ellas topar los precios, lo cual traerá consigo la desaparición de productos esenciales para la alimentación de los cubanos.

September 10, 2024

En la más reciente sesión del Parlamento cubano, en julio de 2024, se constata cómo en los últimos tiempos las esperanzas quedan cada vez más truncas. Y lo peor no es que no se vean medidas y pronunciamientos que puedan indicar que el país se acerca a la salida de la crisis económica, sino que los discursos demuestran --además de falsas expectativas-- la ausencia de estrategias coherentes, contradicciones y hasta algunas veces medias verdades.

No sería conveniente adentrarse en el tema del populismo que entraña el tope de precios. No solo porque se ha hablado y escrito mucho sobre ese aspecto, tanto en Cuba como en el resto del mundo, sino porque históricamente se ha tropezado con la misma piedra, una y otra vez, hasta que después alguien se da cuenta que la medida no resuelve el problema de la capacidad adquisitiva de la población, y que trae muchos otros problemas. Y se vuelven a revertir esas medidas. 

Discrepancias en los pronunciamientos de la Asamblea

Fue más que patético escuchar en esa Asamblea que se reconocía que los precios de las FGNE (Formas de Gestión No Estatal) eran más bajos que los de las TRD (tiendas estatales de recaudación de divisas), pero que era injusto hacer esas comparaciones. Si se hubiera respaldado esa opinión con la idea de antaño, de que los beneficios de una FGNE van a los bolsillos de los particulares, mientras que los de las TRD se destinan a los planes sociales y otras necesidades de todo el país, todavía hubiese habido coherencia y una línea defendible, aunque también muy endeble. Endeble, porque es el mismo pueblo el beneficiario de los planes sociales, el que primero tiene que desembolsar dinero para adquirir productos de primera necesidad a precios elevados. 

Sin embargo, se trató de defender esos precios de las TRD con explicaciones no convincentes como las siguientes:

  • Que las TRD se enfrentan a medidas del bloqueo y no compran los productos en los mismos mercados que los compran las FGNE.

Sin embargo, casi todas las FGNE se enfrentan a las mismas medidas del bloqueo de los Estados Unidos porque son de nacionalidad cubana. Algunas han obtenido licencias de la Oficina de Activos Extranjeros (OFAC) para comprar en los Estados Unidos determinados productos, pero siempre bajo análisis minuciosos, no para cualquier compra, ni tampoco para todas las FGNE. Además, se olvida que los propios Estados Unidos compran una inmensa cantidad de productos en China, sin que los lejanos fletes afecten la toma de esa decisión. Igualmente, si algunas FGNE logran comprar productos en los Estados Unidos, pues están siendo más eficaces en burlar las leyes del bloqueo, por lo que más bien debieran recibir elogios.

  • Que las FGNE compran en mercados más cercanos o más baratos.

Si es así, es porque pagan a los proveedores foráneos, no porque no sean estatales. Si no pagasen, nadie les vendería. Y pagan por adelantado, una costosa y arriesgada práctica que no afecta a las empresas estatales. A esos mismos mercados pudieran acudir las TRD si tuviesen credibilidad en los pagos. Esto es lo que han perdido a lo largo de los años. 

Si con todo su andamiaje de empresas grandes, trabajadores de experiencia, almacenes, medios de transporte propios, volúmenes de compra más elevados, menos intermediarios, y financiación de proveedores las TRD no logran comprar más barato que las FGNE, ello solo demuestra que son más ineficientes. Al pueblo no le importan esas explicaciones. Lo que le interesa es dónde adquirir sus productos más buenos y/o más baratos.

  • Que las FGNE trabajan con el mercado ilegal de divisas y no con el oficial de      1 USD–120 pesos que aplican las TRD.

Resulta terrible tener que reconocer, al más alto nivel, que las FGNE tienen que trabajar en un mercado ilegal de divisas porque no tienen otra solución. Pero es más bien es un problema para las FGNE, no una ventaja. No solo porque sus directivos pueden tener dificultad por esa ilegalidad, que de por sí es una desventaja enorme. También porque las FGNE no pueden cobrar en MLC, pero las TRD sí.

Las FGNE tienen que someterse a la incertidumbre del tipo de cambio USD/CUP cuando determinados negocios les pueden traer pérdidas, así como a la incertidumbre y a los costos de convertir efectivo en divisas en saldos en el exterior. Las TRD pagan y cobran en divisas y el tipo de cambio contra la moneda nacional no les afecta, sea a 24 o a 120 o a cualquier otro. Les da igual. Lo que tienen que hacer las TRD es tener productos demandados por la población y venderlos cobrando en la divisa que previamente la población depositó en sus cuentas bancarias. 

Lo que sucede es que el Estado cubano no les paga a los proveedores, aunque las TRD tengan suficientes saldos en sus cuentas en divisas. En definitiva, todo es del mismo dueño y el Estado puede decidir tomar los recursos del banco, aunque las cuentas de sus empresas queden con saldos positivos, pero sin respaldo real. Esa es la realidad que algún día tendrá que cambiar, pero en la actualidad ni se discute porque se considera que las necesidades del Estado son más perentorias que las de las empresas estatales creadoras de esas riquezas.

Así no se solucionarán los problemas de la economía cubana, aunque mañana mismo se aprobara una Ley de Empresas y sus directivos recibieran amplias facultades. Y en lugar de ver cómo solucionar esas “trabas” o “distorsiones” de las TRD, más bien parece que se busca que las FGNE tengan los mismos problemas que las primeras.

Pronunciamientos sin planes de implementación

Analicemos ahora el plan de medidas propuesto a la Asamblea Nacional. No es muy habitual escuchar discursos tan contradictorios, en los que un dirigente en el mismo día menciona una cosa al principio y después --casi de inmediato--, se contradice a sí mismo con otra muy distinta. 

“Todas las transacciones a lo interno de la economía se realizarán en CUP, exceptuando la ZED Mariel, entidades autorizadas de comercio minorista y mayorista en divisas, entidades extranjeras y otras que se aprueben”. El listado de las excepciones mencionadas en la segunda parte de la frase es tan amplio que de por sí invalida la primera parte. Pero más adelante se agrega el cobro en divisas de los “servicios portuarios” y “aceptar el efectivo en divisas en determinados sectores y actividades como el turismo”. Subrayo en determinados sectores porque no está limitado al turismo. Y en determinados sectores pudiera estar comprendido cualquiera.

Se vuelve a mencionar que es inadmisible que el tipo de cambio de la moneda nacional se fije desde el exterior, pero --al igual que en diciembre de 2023--quedan en el aire las medidas a adoptar para que así no suceda. Solo se agrega que hay que “ir reduciendo la brecha cambiaria en la economía, administrando los desequilibrios”. Pero aquí, parcialmente, también nos quedamos esperando cómo lograrlo.

Digo parcialmente porque es cierto que después se agrega que eso se logrará recogiendo “el exceso de circulante del peso” al “avanzar en la dolarización parcial de la economía y en el proceso de bancarización” e ir incrementando “la recaudación tributaria y fiscal”. ¿Cómo interpretar que “todas las transacciones a lo interno de la economía se realizarán en CUP” cuando unos minutos después se menciona que para eliminar la brecha cambiaria y administrar desequilibrios hay que “avanzar en la dolarización parcial de la economía”? ¿Qué podemos esperar sobre la idea que prevalecerá en los próximos meses en esas frases contradictorias entre sí? 

No se informó en la Asamblea cómo se lograría reducir el exceso de circulante cuando se conoce el enorme déficit del presupuesto aprobado por esa misma Asamblea Nacional. 

Es difícil admitir que el proceso de bancarización va a lograr que se alcancen esas metas porque una exitosa bancarización podría ayudar a no tener que imprimir tanto efectivo, a resolver el problema con los cajeros automáticos, a conocer y controlar las ventas de los actores económicos, a hacer más fácil incrementar la necesaria recaudación fiscal y ofrecer otras ventajas. Pero de por sí no resuelve los problemas profundos de la economía, los desequilibrios. Y apenas ayudaría a reducir la brecha cambiaria.

mujer vestida de rojo examinando un mostrador de comida

Sin olvidar que esas mismas FGNE no pueden bancarizar todos sus ingresos, no porque no quieran pagar impuestos --que también los hay, por supuesto--, sino porque necesitan ese efectivo para comprar divisas en el mercado ilegal y mantener el ciclo de compras y ventas. Como se ha preguntado otras veces: ¿los vamos a meter a todos en la cárcel o hay que buscar otras soluciones? Y esas soluciones existen.

Se repiten una vez más, como en años anteriores, los pronunciamientos acerca de que hay que incrementar y diversificar los ingresos externos en divisas. Cómo ya resulta más complicado. Seguidamente, parece que se desea que en esa dirección apunten los nuevos esquemas de autofinanciamiento en divisas en la producción de acero, la comercialización de equipos electrodomésticos y la eficiencia energética, la reactivación de los servicios técnicos a la población, la industria ligera y la química, el fomentar la exportación de miel y carbón vegetal y promover la producción de granos.

Sin embargo, un esquema de autofinanciamiento en divisas entraña que de lo que una empresa exporte, un porcentaje determinado quedaría en su poder o para ser usado a su discreción. No hay dudas de que eso ayuda a incrementar los ingresos en divisas por exportaciones. Pero de todo lo mencionado más arriba, en ese caso solo está la exportación de miel y carbón. Y quizás algo de acero que no vaya al consumo interno.

El resto son actividades con erogaciones en divisas, pero con cobros en el mercado interno ¿en moneda nacional? Incluso aunque los cobros fuesen en MLC en TRD, las otras actividades mencionadas no tributan al incremento de los ingresos por exportaciones y no tienen un origen de ingresos directos externos. Es cierto que el esquema de autofinanciamiento en divisas funcionaría si todo eso se comercializa en MLC en TRD (lo que va en contra de la voluntad de operar a lo interno solo en CUP), lo curioso es que el sistema bancario acaba de reanudar los pagos que debía hacia el exterior, y lo está haciendo a partir de los saldos en divisas de las empresas, es decir dejando una vez más a las empresas sin los recursos financieros que le pertenecen.

Pocos comentan que ese esquema de tomarle los fondos a las empresas se ha convertido en una catástrofe para la economía del país. Desde finales de 2021 (¡hace casi tres años!) apenas salen transferencias hacia el exterior a partir de los saldos de las empresas extranjeras, de las FGNE y de la disponibilidad de CL (liquidez externa) de las empresas estatales. 

Y sigue sin tratarse el tema de cómo estimular los ingresos de los trabajadores cañeros, de los que siembran café, cacao y un largo etcétera (no solo del campo) para lograr incrementar las exportaciones de todos esos productos que se pueden producir y ahora se importan.

Medidas a las FGNE dañan a toda la economía

Una de las contradicciones más gruesas de las mencionadas en la Asamblea Nacional del pasado mes de julio es muy peligrosa por las consecuencias negativas que pudiera traer en los próximos meses en abastecimientos en el mercado, en cantidad de FGNE en funcionamiento, trabajadores contratados, ingresos fiscales, etc. 

Es que, por un lado, se menciona que no hay una “cacería de brujas” contra las FGNE, que solo se trata de “ordenar”. Pero seguidamente se informa que se implementarán “los cobros y pagos de las FGNE desde cuentas en bancos cubanos”. Dicho así, parece algo muy normal en cualquier país y no habría nada que objetar.  Pero se olvida que:

  • Las FGNE están obligadas a comercializar en CUP, por lo que para pagar sus obligaciones en divisas por importaciones, tendrían que convertir CUP a divisas que los bancos cubanos no son capaces de venderles en la actualidad. Las FGNE solo encuentran divisas en el mercado informal, pero después no tendrían cómo justificar su ingreso en sus cuentas bancarias en Cuba.
  • Desde Cuba, las FGNE no pueden pagar directamente a los proveedores extranjeros. Tienen que hacerlo a través de la empresa estatal importadora. Si logran justificar e ingresar divisas en sus cuentas y transferir los saldos a las cuentas de las importadoras estatales, después se enfrentarán a la realidad de que los bancos cubanos no están realizando transferencias hacia el exterior desde esas cuentas.

Varias preguntas se imponen.

  • ¿Cómo se puede normar que todos los cobros de las FGNE se hagan en bancos cubanos si luego con esos saldos no se pueden comprar divisas, ni se pueden realizar todos los pagos que necesitan hacer las FGNE?
  • ¿Cómo se puede normar que todos los pagos de las FGNE se hagan desde bancos cubanos si el sistema bancario apenas está realizando pagos hacia el exterior? Y esto último se reconoce en el mismo discurso cuando se afirma que “cumpliremos nuestros compromisos”, pero acotándose más adelante que “en dependencia de las posibilidades del país”. Tradúzcase “posibilidades del país” en “espere bastante, a que eso llegue algún día”.

De la forma como se está llevando la economía, esas “posibilidades del país” cada vez se van haciendo más y más remotas.

Desde su creación, gran parte de las FGNE (las importadoras) han tenido que convivir con el peligro de violar leyes y normativas en relación con la compraventa de divisas en el mercado informal, de efectuar cobros en divisas, de convertir efectivo en divisas en saldos en el exterior, de no bancarizar todos sus cobros porque con esos saldos en bancos no podrían mantener las compras en el exterior, lo que también implica violar la ley por subdeclarar ingresos y por evasión fiscal y tributaria.

Más recientemente, le impusieron precios topados a una serie de productos. Y ahora se amenaza con obligarlos a pagar todas sus obligaciones a través de sus cuentas en bancos cubanos, cuando se sabe que los bancos cubanos hace tiempo libremente no transfieren fondos hacia el exterior.

Se van agregando más y más argumentos para demonizarlos y juzgarlos de todos los males habidos y por haber.

Se puede esperar a que pocas FGNE importadoras pudieran sobrevivir, a menos que gran parte de sus ventas las realicen a través de compañías online existentes, es decir por páginas de comercio electrónico, con cobros en el exterior. O sea, no vendiendo sus productos en el mercado nacional. Y sin importación y mercado mayorista, tampoco sobrevivirían las FGNE minoristas de nuestros barrios. ¿Es esto lo que se persigue?

Conclusiones

En conclusión, si uno se atiene a lo expresado por las autoridades cubanas en la Asamblea Nacional, el escenario futuro está cargado de incertidumbres, retrocesos y hasta desesperanza en las FGNE que han abrigado al desarrollo de la economía nacional, desde sus propios recursos y de habilidad gerencial.

Se han esbozado ideas muy difíciles de implementar. Van en contra de mejorar el nivel de vida de la población, entre ellas topar los precios, lo cual traerá consigo la desaparición de productos esenciales para la alimentación de los cubanos.

Con un sistema bancario deteriorado y no confiable para los clientes, es muy complejo que se avance en la bancarización que el gobierno propone para un mayor control de las finanzas de las FGNE.