De ingeniera a emprendedora: Yulieta Hernández Díaz y los pilares de un liderazgo con propósito.

Entrevista de William Bello Sánchez a Yulieta Hernández Díaz

Son las limitaciones estructurales dentro del país las que imponen las mayores barreras al desarrollo del emprendimiento. 

Serie de entrevistas: “Emprender, desde Cuba y su diáspora: historias de 3 x 3”

 

Editor's note:

Segunda de las tres entrevistas.

July 18, 2025

En un entorno en el que el emprendimiento ha sido, más que una elección, una respuesta urgente a las necesidades cotidianas, surgen historias que trascienden las estadísticas y nos hablan de coraje, ingenio y determinación. 

Una de esas historias es la de Yulieta Hernández Díaz, ingeniera civil, madre y cubana. Su trayectoria nos invita a reflexionar sobre el valor de la resiliencia y el poder transformador del compromiso personal y profesional.

Su recorrido profesional comenzó en el sector estatal, en el que dedicó más de una década al ejercicio de la ingeniería, vocación que aún hoy la define. 

Sin embargo, la inestabilidad económica la empujó a explorar otros caminos. Desde la docencia hasta contratos temporales en cooperativas, cada paso fue revelando no solo los desafíos del entorno, sino también su capacidad para reinventarse sin renunciar a sus principios.

Hoy, Yulieta lidera πlares Construcciones, una microempresa privada fundada en 2018 y formalizada como MIPYME en 2021. 

Bajo su dirección, el emprendimiento no solo se ha consolidado en el ámbito de la construcción, sino que ha incorporado un enfoque social poco común en el sector. Promueve la inclusión de mujeres en oficios tradicionalmente masculinizados, acompaña la formación de jóvenes profesionales y brinda apoyo técnico a nuevos actores económicos.

Esta conversación nos acerca a la mirada de una mujer que ha hecho de la coherencia, el civismo y el respeto los pilares de su vida y de su empresa. 

Una voz que nos recuerda que el verdadero progreso comienza cuando se emprende no solo para crecer, sino para construir con sentido y con propósito.

Perfil y trayectoria emprendedora

¿Cuál fue el punto de partida de tu camino como emprendedora en Cuba?

Mi camino como emprendedora comenzó por necesidad, no por vocación. Llevaba diez años trabajando en el sector público como ingeniera, un trabajo que amaba profundamente.

Pero mi salario no era suficiente para sostenerme, ni para garantizar la estabilidad de mi familia. Para intentar mejorar mi situación, acepté un contrato como docente en la Facultad de Ingeniería Civil, en la Universidad, mediante pluriempleo. Sin embargo, la remuneración no compensaba los gastos adicionales que implicaba. 

Consideré emplearme en bares y cafeterías privadas, buscando turnos nocturnos que me permitieran mantener el trabajo que tanto amaba, su seguridad, estabilidad y, al mismo tiempo, asegurar ingresos adicionales. 

Un amigo me comentó que había una oportunidad en una cooperativa de construcción, una opción más alineada con mi formación como ingeniera. Me presenté a la entrevista y conseguí la plaza.

Sin embargo, luego de tres meses mi contrato fue cancelado debido a restricciones que impedían la expansión de las cooperativas no agropecuarias. 

En aquel momento, la cooperativa enfrentaba una gran demanda por el auge de la construcción impulsado por el 500 Aniversario de La Habana, pero la normativa no permitía incorporar nuevos socios de manera permanente. Fue un contrato temporal.

Me encontré nuevamente sin recursos para sostener a mi familia. Sin embargo, impulsada por la necesidad de encontrar una solución, decidí que abriría mi propia cooperativa. 

Fue entonces cuando descubrí que en Cuba no se permitía crear nuevas cooperativas no agropecuarias en ese momento. Eso me llevó a formalizar mi actividad como trabajadora por cuenta propia (TCP). 

¿Qué tipo de emprendimiento lideras y como ha sido su funcionamiento en los años que llevan en operaciones?

Soy la líder de πlares Construcciones, un negocio especializado en el sector de la construcción. Fundado en 2018, inició sus operaciones bajo la modalidad de TCP.

En πlares Construcciones SRL ofrecemos una amplia gama de servicios de construcción, mantenimiento, reparación, rehabilitación y remodelación de inmuebles. También brindamos servicios de ingeniería, arquitectura y diseño, incluyendo proyectos llave en mano. 

Complementamos lo anterior con acompañamiento técnico gratuito para nuevos negocios que deseen estimar costos o hacer estudios de factibilidad. 

Además, desarrollamos programas formativos, desde pasantías estudiantiles hasta talleres infantiles y proyectos de impacto social como Mujeres Albañiles, recontextualización del bohío, y bioconstrucción con materiales ecológicos.

Con el tiempo, y como respuesta a los cambios regulatorios, el negocio evolucionó hasta formalizarse en 2021 como empresa privada cubana MIPYME, consolidando su presencia en el mercado y adaptándose a las dinámicas del sector.

Aunque el convertimiento en MIPYME no ha sido todo lo favorable que esperábamos. Antes como TCP, ejercitábamos proyectos constructivos de gran envergadura, principalmente para empresas públicas del sector industrial. 

Durante esos años, logramos consolidar una experiencia técnica robusta, pero a partir de 2021, ya como empresa privada, la situación se volvió insostenible: acumulamos más de 10 millones de pesos cubanos en cuentas por cobrar, enfrentando una cadena de impagos muy severa.

Además, la falta de liquidez en el sistema bancario y la exigencia de pagos en efectivo por parte de nuestros proveedores hicieron inviable la continuidad bajo ese modelo.

Tomamos entonces una decisión estratégica clave: cerrar la contratación con empresas estatales y enfocarnos en el sector residencial y los negocios privados emergentes, que estaban creciendo gracias a los cambios en el marco regulatorio. 

Esta transición significó una transformación en el tipo de obras que asumíamos. Pasamos de construir plantas y obras industriales complejas a dedicarnos a remodelaciones de hogares y pequeños arreglos. Aunque hubo una disminución en la escala técnica de los proyectos, ganamos en estabilidad, liquidez y autonomía operativa. 

Fue una decisión difícil pero profundamente acertada. Hoy es la base de la sostenibilidad de πlares y refuerza nuestro compromiso con el entorno inmediato y los actores productivos reales del país. 

¿Cómo se paga por obra terminada? ¿Qué incentivos mueven a los trabajadores? 

En πlares no trabajamos con pagos por obra terminada. Nuestro sistema de remuneración es mensual y se basa en un esquema mixto que responde a la realidad operativa de cada área. 

En el área directa, los trabajadores cobran mensualmente según la producción, lo que nos permite reconocer el esfuerzo concreto en cada proyecto sin perder estabilidad. En el área indirecta, hasta ahora los salarios eran fijos, mensuales, pero actualmente estamos implementando un sistema mixto también allí: establecemos un salario mínimo garantizado y sumamos un porcentaje al rendimiento global de la empresa.

Este modelo busca equilibrar seguridad y motivación. Entendemos los incentivos no sólo como estímulos económicos, sino también como parte de una cultura organizacional que valora la transparencia, la participación y el impacto colectivo. 

Por eso también promovemos espacios de formación interna, mentoría entre pares y participación activa en proyectos sociales, donde cada persona puede aportar desde su experiencia a una visión compartida de construcción ética y sostenible.

Condiciones estructurales del emprendimiento en Cuba

¿Cómo te han afectado las normativas recientes sobre las MIPYMES, el trabajo por cuenta propia, o las regulaciones de importación privada?

Desde 2022, el discurso gubernamental ha pasado de una postura relativamente favorable a una narrativa más adversa, reflejada tanto en la prensa como en la inconsistencia legislativa, con la consiguiente pérdida de confianza, seguridad y estabilidad dentro del sector privado.

Uno de los primeros signos de esta incertidumbre fue la detención de aprobaciones de objetos sociales vinculados a la comercialización por parte del Ministerio de Economía y Planificación (MEP). 

Aunque la legalidad permitía estas actividades, las solicitudes comenzaron a ser rechazadas sin explicaciones claras, generando una profunda desconfianza entre los emprendedores. Paralelamente, se consolidó un monopolio en torno a las pocas empresas ya autorizadas, lo que redujo la competencia y derivó en un aumento de precios y una mayor inflación. 

La crisis se agudizó con la escasez de efectivo en los bancos y la llegada del proceso de bancarización, que afectó la operatividad de los negocios privados y contribuyó a una nueva escalada de precios. La modificación de la tasa cambiaria oficial de 24 a 120, disparó el mercado informal de divisas, añadiendo presión sobre la inflación y encareciendo aún más los costos para el sector privado. 

En 2024, el nuevo marco regulatorio representó un retroceso significativo, profundizando la incertidumbre. Desde 2023, el proceso de aprobación de nuevos negocios privados se había ralentizado, primero de manera extraoficial y luego oficialmente mediante la descentralización del Ministerio hacia los municipios, donde las solicitudes prácticamente dejaron de aprobarse. 

Esto impactó directamente en la competencia, reduciendo la oferta y elevando los precios. Aún hoy, casi no se aprueban nuevos negocios privados en el país.

La Resolución 56 de 2024 del MINCIN añadió otra barrera al prohibir la comercialización mayorista para el sector privado, salvo que se trate de productores. Aunque su implementación ha sido postergada sin una fecha definida, su sola existencia ha generado inestabilidad en el mercado. 

Además, las nuevas disposiciones sobre inversión extranjera, que restringen el movimiento de cuentas en divisas fuera de Cuba y exigen la creación de nuevas cuentas locales, han debilitado la atracción de capital extranjero. Esto ha reducido la cartera de clientes del sector privado, disminuyendo la oferta, elevando los precios y amplificando la inflación. 

En definitiva, el entramado de restricciones y cambios regulatorios ha generado un entorno de incertidumbre que socava la confianza de los emprendedores. La falta de estabilidad impulsa a más cubanos a desestimar la inversión en su país y, en muchos casos, a emigrar en busca de mejores oportunidades.

¿Qué papel juega hoy el acceso a divisas (MLC, USD, EUR) y la situación cambiaria en la sostenibilidad de tu negocio?

La inexistencia de un mercado cambiario oficial en Cuba genera un entorno caótico tanto para la economía del país como para la sostenibilidad de los negocios privados. 

Los bancos no venden divisas, y las compran a una tasa rígida que está muy por debajo del valor del mercado informal. Esto obliga a los emprendedores a operar dentro de una estructura financiera fragmentada, en la que resulta extremadamente complejo llevar una contabilidad transparente debido a la multiplicidad de tasas de cambio, tanto formales como informales. 

Esta incertidumbre impide el cierre adecuado de los ciclos financieros de los negocios, aumentando los costos operativos. En particular, la necesidad de desbancarizar en el país y bancarizar en el extranjero eleva los costos financieros en un rango, que estimo, del 10-15 %, lo que se traduce en un alza general de precios y, en última instancia, en mayor inflación. 

En el caso del sector de la construcción—y de prácticamente todos los sectores —el acceso a materiales, insumos, herramientas, medios de protección, equipos y combustible está completamente dolarizado, ahora hasta las comunicaciones. La escasa producción nacional obliga a la importación, lo que dificulta enormemente la comercialización de productos y servicios en moneda nacional. 

Operar en un contexto donde los costos de adquisición están en divisas, pero la venta debe realizarse en CUP, representa un reto constante para la sostenibilidad financiera de los negocios privados en Cuba.

¿Qué trabas institucionales o administrativas consideras más críticas en tu experiencia diaria como emprendedor?

La mayor traba institucional que enfrenta el emprendimiento en Cuba es la "esquizofrenia legislativa", caracterizada por cambios abruptos en el discurso y la aplicación de normativas que generan "desconfianza, inseguridad y falta de estabilidad". 

Esta incertidumbre limita la inversión privada y desincentiva a los cubanos que desean construir negocios en su país, alimentando la migración como alternativa. 

Desde una perspectiva estructural, el problema radica en la preferencia por el "empobrecimiento sobre el enriquecimiento", reflejando un profundo temor al dinero y a su potencial de generar autonomía y liderazgo. 

Históricamente, el liderazgo en Cuba ha sido eliminado, minimizado o diluido, lo que refuerza la idea de que el Estado busca "mantener su estructura de poder intacta". 

Collage de tres imágenes que muestran el progreso de una obra de construcción. Primera imagen (izquierda): Comienzo de obra con hoyos en la tierra y trabajadores en un terreno verde. Segunda imagen (centro): Construcción en progreso con paredes levantadas y espacio de trabajo despejado. Tercera imagen (derecha): Edificio casi terminado con techo metálico, ventanas puestas y herramientas alrededor.

Estrategias, resiliencia e innovación

¿Qué mecanismos creativos o informales has desarrollado para adaptarte a la escasez o inestabilidad económica? ¿Cómo resuelves el acceso a insumos, equipamiento, servicios logísticos o de conectividad?

Ante cada problema, el cubano encuentra una alternativa. Y lo mismo ocurre con los líderes de negocios en el país. En lo personal, lo que más me ha funcionado es no enfrentar los obstáculos de forma directa, sino buscar maneras de rodearlos o superarlos por otras vías. 

En el camino siempre habrá piedras, en Cuba y en el mundo, pero lo importante es verlas como oportunidades en lugar de problemas. Saltar la piedra o rodearla.

Otro factor clave ha sido consolidar un equipo de trabajo fuerte, que realmente opera como equipo. La búsqueda de soluciones no es individual: es colectiva. A esto se suma el valor de tener redes de contacto sólidas con colegas del sector, lo que me ha permitido generar soluciones colaborativas y sostener el negocio en un entorno de incertidumbre. 

No existe una única solución para garantizar el acceso a insumos, equipamiento, servicios logísticos y conectividad en Cuba; el proceso requiere una combinación de estrategias adaptativas.  Uno de los enfoques ha sido identificar y aprovechar los pocos proveedores nacionales disponibles, aunque su oferta sea limitada. 

Paralelamente, hemos establecido relaciones con colegas que realizan importaciones en divisas, ya que han logrado cerrar su ciclo financiero. Esto nos permite mantener nuestra operatividad en moneda nacional y optimizar los costos dentro de las restricciones existentes.  

Otra estrategia ha sido implementar esquemas de servicios híbridos, en los que la empresa se encarga de localizar insumos, equipamiento, materiales, herramientas y medios de protección, pero el cliente asume directamente el pago en divisas. 

De esta manera, nosotros solo cumplimos una función comercial en la adquisición de estos recursos, lo cual nos permite mantener el resto de nuestros servicios en moneda nacional y hacer sostenible la operación. 

Entorno político, social y cultural

¿Sientes que el discurso y la práctica del Estado cubano son coherentes con un apoyo real al emprendimiento?

En 2021, el marco regulatorio permitió la creación de empresas privadas cubanas. Este cambio fue disruptivo y positivo, ya que pasamos de un sistema basado en un listado de actividades permitidas —muy limitado— a una regulación basada en un listado de actividades prohibidas, lo que ampliaba considerablemente las oportunidades de negocio. Aunque igualmente, creo que ese listado de actividades prohibidas debe flexibilizarse aún más. 

La posibilidad de constituir una empresa con "personalidad jurídica" marcó un punto de inflexión. Hasta entonces, el emprendimiento sólo podía desarrollarse en la modalidad de Trabajo por Cuenta Propia (TCP) como persona natural, o bajo la figura de Cooperativas No Agropecuarias (CNA), como propiedad cooperativa. 

La nueva normativa generó esperanza y expectativas en el ecosistema emprendedor, al punto de que muchos cubanos de la diáspora regresaron al país para invertir. 

Sin embargo, este período de optimismo duró poco. A finales de 2022, el discurso gubernamental cambió, las regulaciones comenzaron a modificarse, y se activó la "esquizofrenia legislativa" que frenó el crecimiento del sector privado. Esto generó una desaceleración, afectando la confianza y las expectativas de los emprendedores. 

La incertidumbre llevó a muchos a cerrar sus negocios y emigrar, mientras que otros decidieron mantener sus empresas, pero trasladarse al extranjero. 

La pérdida de esperanza generalizada, tanto en la ciudadanía como en los ecosistemas empresariales cubanos. 

¿Cómo influye la percepción pública (positiva o negativa) hacia el sector privado y en el desarrollo de tu negocio?

Existe una percepción pública negativa sobre el emprendimiento en Cuba, tanto dentro como fuera del país. 

La percepción interna del sector privado como chivo expiatorio. El discurso gubernamental, reforzado por los medios de comunicación nacionales, ha construido una matriz de opinión en la que se responsabiliza a los negocios privados de la inflación, la escasez de efectivo en los bancos y cajeros automáticos, y el aumento de los precios en el país, también de la corrupción y evasión fiscal.

Sin embargo, esta narrativa distorsiona la realidad, ya que la verdadera raíz de estos problemas no está en el sector privado, sino en la policrisis estructural y sistémica que afecta la economía cubana. 

El resultado de esta crisis es que los emprendedores privados no sólo no son los causantes del problema, sino que también están profundamente afectados por él. En lugar de ser aliados para dinamizar la economía, han sido convertidos en chivos expiatorios por el discurso oficial. 

También hay una percepción externa que genera dudas sobre la independencia del sector privado. Fuera de Cuba, también existe la percepción de que el emprendimiento cubano no es realmente independiente, y que las empresas privadas son parte de un "cambio fraude". 

No es menos cierto que un pequeño por ciento del sector privado responde directamente a intereses gubernamentales, pero esta es sola una pequeña parte del panorama. 

Hoy existen más de 11000 negocios privados en Cuba, muchos liderados por emprendedores que trabajan en condiciones adversas y sin vínculos directos con el Estado. 

La falta de acceso a mercados, financiamiento y plataformas globales impide el crecimiento real del sector privado, lo que refuerza la percepción de que no hay un ecosistema empresarial sólido en la isla.

¿Qué transformaciones institucionales o normativas consideras imprescindibles para fortalecer el tejido emprendedor cubano? 

Si tuviera que escoger solo una, sería la seguridad jurídica y la eliminación de la esquizofrenia legislativa. La incertidumbre regulatoria no sólo frena el crecimiento de los negocios, sino también desincentiva la inversión y la planificación a largo plazo. 

Sin reglas claras y estabilidad normativa, el emprendimiento sigue atrapado en un ciclo de avance y retroceso, afectando la confianza de los emprendedores y limitando el desarrollo sostenible del sector privado. 

Este ajuste permitiría que los negocios puedan operar con mayor previsibilidad, favoreciendo un entorno donde la innovación y el crecimiento sean viables en lugar de estar constantemente supeditados a cambios abruptos en la legislación o en el discurso gubernamental.

Impacto de las políticas de los Estados Unidos

¿Cómo valoras el impacto de la política de la administración norteamericana actual en tu negocio? ¿Y qué cambios concretos, has experimentado bajo las administraciones de los Estados Unidos en la última década o últimos años?

El impacto de la política de la administración norteamericana en mi negocio es negativo, también como ciudadana. Sin embargo, tanto como ciudadanos y emprendedores cubanos, hemos aprendido a convivir con la hostilidad constante en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Esta dinámica no es nueva, sino un patrón histórico que ha marcado la vida de varias generaciones. 

Siempre he creído que nos afecta más lo que en Cuba llamamos "bloqueo interno" que las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos. Si bien estas restricciones generan obstáculos, son las limitaciones estructurales dentro del país las que imponen las mayores barreras al desarrollo del emprendimiento. 

Durante la etapa de Obama, hubo una gran apertura para los negocios privados cubanos, lo que generó un movimiento en la economía y una mayor circulación de capital. Aunque mi negocio no está vinculado directamente al turismo, el aumento del turismo y las remesas impulsaron una mayor demanda solvente. Indirectamente, muchos negocios aprovecharon este auge para realizar inversiones en construcción y expansión. Fue una oportunidad que aprovechamos.

En cambio, la administración Biden tuvo poco impacto real en el emprendimiento cubano. Aunque se anunciaron medidas como la apertura de cuentas bancarias en los Estados Unidos para negocios privados cubanos, en la práctica no fueron viables. 

Hasta donde conozco, ningún emprendedor ha logrado abrir una cuenta en los Estados Unidos. También se anunciaron flexibilidades respecto al embargo para los negocios privados, pero sin implementación efectiva. 

En general, cuando una administración norteamericana implementa alguna medida beneficiosa para los negocios privados en Cuba, casi siempre ocurre en la etapa final de su mandato. Esto hace que su capacidad de consolidación sea limitada, ya que el cambio de administración generalmente conlleva una modificación en la postura hacia el sector privado cubano.

¿Qué rol podría jugar una apertura orgánica del país a empresarios de su diáspora y una relación bilateral más fluida en el crecimiento del emprendimiento en Cuba?

Para mí, es crucial. No concibo la reconstrucción de la nación cubana sin la diáspora. Es un error histórico que hemos cometido tanto los cubanos como el gobierno. Los emigrados existen, cada día son más, y son tan cubanos como quienes residimos en la isla. Superar la desunión y fomentar lazos duraderos basados en las diferencias y el respeto es fundamental para reconstruirnos como nación. 

Pensando en Cuba como país, la diáspora tiene un enorme potencial. No debe reducirse únicamente a su aporte en remesas, como lo ha promovido el gobierno cubano. Su contribución va mucho más allá de ser una fuente de ingresos. 

En el plano empresarial y del emprendimiento, el papel de la diáspora es fundamental, al igual que en el ámbito profesional. Los emigrados han aprendido, crecido y desarrollado sus habilidades en numerosos países, incluyendo los Estados Unidos, integrándose en mercados altamente competitivos.

Mientras tanto, Cuba sigue con una fuerte carencia en formación empresarial, sin facultades de negocios en sus universidades y con una economía cerrada al mundo. 

La diáspora no solo puede ser una fuente de financiamiento para reconstruir el país en medio de la profunda policrisis estructural y sistémica, sino también una vía clave para el intercambio de conocimientos empresariales y de mercado. 

En el ámbito profesional, como ingeniera y parte del gremio de la construcción, visualizo grandes oportunidades de crecimiento colaborativo con ingenieros y arquitectos emigrados, que han logrado insertarse en mercados que operan con estándares muy distintos a los que tenemos en Cuba hoy. 

Estamos décadas por detrás del avance que existe en prácticamente todos los sectores del mundo, y sin integración real con nuestra diáspora, ese rezago será aún más difícil de superar. 

Además, para mí es una convicción: son cubanos como los que vivimos en Cuba. Y deberían tener derecho a construir también nuestra nación.

Ver también de la serie de entrevistas, ¨Emprender, desde Cuba y su diáspora: historias de 3x3¨:

De motivar emprendimientos en Cuba a la búsqueda de un nuevo camino como empresario en la diáspora.