Cuba: ¿Crisis demográfica o sistémica?
Se trata de una reducción de población cubana cuya magnitud solo ha sido observada en contextos de conflicto armado. Pero se dice que no hay crisis migratoria, aunque se arguye que el país confronta un reto demográfico debido a los bajos niveles de fecundidad.
Las notables ausencias
Ante las últimas presentaciones oficiales de la Comisión Gubernamental para la Atención a la Dinámica Demográfica, más allá de que la llamada “población efectiva” se redujo a 9,748,532 habitantes, queda el sinsabor de que se dejaron de decir muchas más cosas de las que realmente se dijeron. Y sobre las que se dijeron, ninguna explicación se ofreció por parte de las instituciones presentes --la Oficina Nacional de Estadísticas y el Centro de Estudios Demográficos--, tan dadas al uso conveniente de proporciones, porcentajes y tasas.
Nada incluso sobre lo que esa reducción representa, aun si se tomara como referencia la cifra de población “efectiva” de 2023 de 10,055,968 habitantes el 31 de diciembre. Una pérdida de 307,436 en el número de habitantes, una reducción de algo menos de 3.1%, una tasa cinco veces mayor que la que se experimentara en el bienio 1980-1981 (-0.62%) luego de la crisis migratoria de El Mariel, cuando el saldo migratorio externo llegó a alcanzar -141,742 personas o salidas netas.
Habría que destacar la ausencia del número real de nacimientos ocurridos durante 2024 (71,374), un dato publicado por el Ministerio de Salud Pública en los primeros días de este año (Redacción MINSAP, 2025) al presentar los nuevos estimados de la mortalidad infantil de este organismo. No habría entonces cómo justificar el uso de cantidades aproximadas e imprecisas. Habría bastado incluso como referencia de lo que significa ese reducido número de nacimientos.
Comparado con lo observado en 1899 (74,079 nacimientos), la cantidad de nacidos vivos en 2024 da cuenta de una caída que representa un retroceso de al menos 125 años, confirmando el patrón de maltusianismo de la pobreza en la población cubana para lidiar con la policrisis que la afecta, así como la salida selectivamente predominante de mujeres (80% en edades fértiles) en una razón de 133 por cada 100 hombres.
Sobresale la ausencia de la cantidad de defunciones ocurridas y registradas durante el año pasado, cuando se conocen con entera precisión luego de superada la etapa preliminar de recolección de la información. Solo sabemos que “el número de defunciones aumentó”, sin que se haga referencia alguna a los factores y causas que determinaron ese aumento. Y ni siquiera a su monto absoluto o relativo.
No es la primera vez que una anomalía empaña la cifra oficial del número de muertes registradas en Cuba. El número total de defunciones en 2023 (129,049) fue publicado por primera vez luego de la entrevista concedida a un periodista de Associated Press (Rodríguez, 2022) de un alto directivo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información.
Esa cantidad fue sustituida por otra (120,098) sin que se ofreciera explicación, no solo de la sustitución de un número de fallecimientos por otro notoriamente más bajo, sino también sin argumentar cómo había sido posible esa reducción cuando el país no había terminado de salir de la crisis sanitaria provocada por la epidemia de Covid-19. Ya se empezaba a combinar con la aparición de otros procesos mórbidos, a pesar de claros señalamientos en ese sentido. Así, tampoco hoy se conoce el número total de muertes registradas Cuba.
Sin otra información más allá de la que es posible encontrar en el artículo periodístico citado, y tratándose de una presentación de la dinámica de la población cubana en el último año (2024), lo que mayor escándalo provoca es que la palabra “migración” ni siquiera se menciona en el texto.
Una vez más, las autoridades estadísticas vuelven a extender un velo de oscuridad sobre el comportamiento de la variable demográfica que, sin lugar a dudas, conduce a los cambios demográficos observados en Cuba durante décadas. Y vuelve a ser notorio el atronador silencio en la Comisión Gubernamental sobre este hecho, que también el periodista pasa por alto convenientemente.
Ello hace más notable la similitud de la cifra de reducción de la población que se propone con el número de cubanos entrantes en Estados Unidos en 2024: 248,165.
Completando los componentes del cambio de la población
Algunos resultados pueden obtenerse de lo que ya conocemos por la propia ONEI y otras fuentes secundarias de información --en este caso, de migrantes-- como la Agencia de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP, por sus siglas en inglés). De aquí puede obtenerse con precisión el número de cubanos entrantes a Estados Unidos, ya sea por la vía de encounters en la frontera, con visas de inmigrantes o por la vía del Programa Parole --CBP One y CHNV--, cerrado el 20 de enero de 2025.
De los componentes del cambio demográfico total publicado (-307,436 personas, 2023-2024), se podría entonces inferir que el número de defunciones sería la suma del cambio total y el número de nacimientos, a cuyo resultado se le deduciría el saldo migratorio neto correspondiente solo a las entradas de cubanos a los Estados Unidos, en ausencia de cifras oficiales de migración neta y de cualquier aclaración.
Esto resultaría en 130,645 muertes totales, un estimado necesario para completar los componentes de la ecuación compensadora y producir un mejor cálculo de población para Cuba en lo que sigue, que puede considerarse acertado o al menos alineado con el monto de defunciones que dio el un funcionario de la ONEI para 2023 (129,049) –o sea, una proximidad 98.8% entre ambas. Aunque en lo publicado luego por la ONEI “desaparecen” poco menos de 9,000 fallecimientos sin análisis o explicación alguna, muestra la tendencia al aumento reconocida ante la Comisión Gubernamental de marras.
Es un estimado sujeto a errores como suponer que el monto del saldo migratorio neto de Cuba corresponde solo a los emigrantes a los Estados Unidos sin tener en cuenta la emigración a otros destinos, elemento mencionado por el jefe de la Dirección de Identificación, Inmigración y Extranjería de Cuba, quien admitió un monto de 3 millones de cubanos viviendo fuera en 140 países (Rodríguez, 2024).
Por otra parte, hoy ya se sabe que entre 2022 y 2023 la proporción del número de emigrantes directos a los Estados Unidos, dentro de flujo anual de salidas del país, se había situado en un valor medio igual a 0.33631956. Y que con la escasa y fragmentada información disponible para 2024 pareciera que esa proporción habría aumentado a 0.4553394331.
El saldo migratorio neto tendría un monto total que fluctuaría en un rango cuyo límite mínimo sería -545,011 personas, en el que estarían involucrados los demás destinos, y que será el valor que se tomará como referencia para el ejercicio de reestimación, aunque pueda considerarse un dato conservador.
Una mirada diferente
En el nuevo estimado de la población de la ONEI vuelve a repetirse el error en el que incurrieron el año anterior ante la Asamblea Nacional. Lo que llaman “población efectiva”, cifrada en 10,055,968 personas el 31 de diciembre de 2023, parte de dar como cierta la cifra oficial de población publicada por el Anuario Demográfico de 2020 (11,181,595 personas), sin ajustarla a la reducción combinada del grupo de 0-15 (Anuario) y de 16 y más años (Padrón Electoral), efectivamente afectada por la migración entre 2013 y 2020.
Por ello el número de 10,055,968 personas publicado como población residente efectiva el 31 de diciembre de 2023, podría considerarse sobrestimado, dados los saldos migratorios externos incluso positivos o muy subestimados, i.e. 3,302 y 1,922 personas en 2013 y 2014, respectivamente; 169 personas en 2021 y 991 en 2022.
La base sobre la que se calcula tiene el error que la propia ONEI reconociera debido a “no ser definida como migrante una parte importante de esa población, según la legislación vigente --hasta dos años de permanencia en el exterior se establece en el Decreto Ley aplicado desde 2013 y la moratoria migratoria de noviembre 2020”, generándose así una sobrestimación sostenida del número de habitantes debido al efecto del cambio del modo de “conteo”.
La corrección de esa deficiencia, documentada por artículos publicados en 2024, permitió hacer un estimado final de 10,483,459 habitantes en Cuba el 31 de diciembre de 2021, por contraste con los 11,113,215 oficialmente publicados. O sea, se ve un descenso de la población cubana entre 2012 y 2021, el 31 de diciembre de ambos años. Habría alcanzado a ser de 629,756 y estaría, indudablemente, explicado por el efecto de la emigración externa neta en el período, no tenida en cuenta, dado que “una parte importante de la población emigrante” no era reconocida. Los números de nacimientos y defunciones provienen de los registros de estadísticas vitales, considerados “virtualmente completos”.
Partiendo de lo anterior y de la información disponible sobre nacimientos y defunciones, así como del saldo migratorio externo neto para el bienio 2022-2023 (-1,795,682 personas); y de las cifras preliminares publicadas hasta el momento por agencias norteamericanas, se obtuvo un estimado de la población cubana de 8,619,931 personas el 31 de diciembre de 2023.
Un claro contraste con la cifra oficial de 10,055,968 personas, efectivamente explicada por el ajuste preliminar de la población de partida y por un estimado más consistente del saldo migratorio externo en el bienio de referencia. Dado que solo reconoce -1,005,006 personas, sin que se ofrezca explicación al respecto, tanto en las fuentes utilizadas como en la metodología empleada.
No se corresponde ni siquiera con la afirmación hecha en la entrevista del jefe de la Dirección de Identificación, Inmigración y Extranjería: admitió una cantidad de 3 millones de cubanos viviendo fuera del país, en 140 países (Rodríguez, 2024) (las estadísticas internacionales dan poco más de 3.3 millones).
Restimando la población cubana al 31 de diciembre de 2024
Corrección de la población inicial (31/diciembre/2023) y del saldo migratorio externo
El monto de la población de partida que utilizan los estimados oficiales --toda vez que no se reconoce la caída experimentada entre 2013 y 2021--, muestra, sin lugar a dudas, que la cantidad de 11,181,595 personas el 31 de diciembre de 2020 no es aceptable. Y que el monto total de la población cubana podría fijarse en 10,557,977 personas en esa fecha, algo más elevado que el antes obtenido para el 31 de diciembre de 2021 (10,483,459), por lo que es plausible esperar un proceso de reducción como el que está teniendo lugar en Cuba.

Al utilizar ese nuevo monto de población como punto de partida para el estimado oficial producido el año anterior, la información estatal sobre nacimientos y defunciones y el saldo migratorio externo neto ajustado; los datos para el cálculo deberían haber sido de 284,891 nacimientos, 405,512 defunciones y el nuevo saldo migratorio ascendente a -1,236,437 (aún subestimado). El monto de la población oficial, ahora corregido, descendería a 9,200,919 personas residentes “efectivas” el 31 de diciembre de 2023.
Y el dato incluso se consideraría sobrestimado si se tomara en cuenta el cálculo hecho antes del saldo migratorio externo partiendo de la información final de cubanos entrantes en los Estados Unidos por cualquier vía, que ahora como cifras definitivas oficialmente publicadas, permiten reevaluarlo para el período 2022-2023 y fijarlo en -1,785,701 personas. La población resultante el 31 de diciembre de 2023 quedaría entonces estimada en 8,629,906 habitantes.
Calculando la población el 31 de diciembre de 2024
Teniendo en cuenta ambos estimados de la población cubana el 31 de diciembre de 2023, podría obtenerse el intervalo en que se situaría finalmente el 31 de diciembre de 2024.
El límite superior de ese intervalo quedaría fijado a partir del uso de la reducción de la población que da la Comisión Gubernamental para la Atención a la Dinámica Demográfica --esto es, 307,436 habitantes menos-- y que resultaría en 8,893,483 como población residente efectiva al final de 2024. Una reducción de algo más de 3.3%.
O sea, 855,049 personas menos que el estimado oficial de 9,748,532, a todas luces sobrestimado, dado que al parecer las autoridades estadísticas están incluyendo exclusivamente los emigrantes a los Estados Unidos como único componente del saldo migratorio externo del país, sin ofrecer aclaración alguna.
Un segundo estimado podría dar cuenta de una mayor reducción si se partiera del realizado para el 31 de diciembre de 2023 (8,629,906) en trabajos previos a este texto. Se publicaron en julio de 2024 a partir de las cifras definitivas ajustadas sobre cubanos entrantes a los Estados Unidos durante 2024.
Utilizando la información sobre los nacimientos (71,374), las defunciones (130,645) y el saldo migratorio externo neto (-545011), la población final el 31 de diciembre de 2024 habría descendido a 8,025,624 habitantes para una caída de 7%. En tan solo un cuatrienio (2021-2014), una caída acumulada de 24% en relación con el monto de población estimada el 31 de diciembre de 2020 (10,557,977 personas) después de subsanado el error de omisión de las migraciones del período 2013-2020.
Y aun teniendo en cuenta que estos resultados pueden variar debido a que el número de muertes totales en 2024 fue numéricamente deducido, todas señalan que el monto de la población cubana es significativamente más reducido que lo presentado oficialmente. Y da notable cuenta de la clara presencia de un proceso que ya hemos denominado de “Vaciamiento Demográfico”, una clara evidencia del impacto que ha tenido ese modelo de policrisis económica, social y política cuasi permanente sobre la capacidad multiplicativa de la población cubana.
En este escenario de éxodo y “pérdida de la simetría de los sujetos que escapan”, la dinámica demográfica está actuando, más que en ninguna otra etapa de la historia del país, como lo que ha sido dado en llamar “el canario en la mina”.[1](Díaz-Briquets & Albizu-Campos E., 2024).
Ideas finales
Las lecciones siguen siendo las mismas que las de trabajos anteriores, hace algunos años (Albizu-Campos E. & Díaz-Briquets, 2023). Se trata de una reducción de población cuya magnitud solo ha sido observada en contextos de conflicto armado. Pero se dice que no hay crisis migratoria, aunque se arguye que el país confronta un reto demográfico debido a los bajos niveles de fecundidad.
Bajo esa óptica, se plantean supuestas soluciones que no solo ignoran los verdaderos problemas demográficos inmediatos (la emigración desenfrenada), sino que también, además de tener pocas posibilidades de éxito (promover un alza en la fecundidad bajo las condiciones actuales), tienden a agravar otros en el mediano y largo plazo (las ya elevadas y crecientes tasas de dependencia asociadas con la vejez demográfica)”.
Tampoco se reconoce que hay pobreza, sea esta relativa, absoluta, multidimensional o como se le quiera llamar, según la metodología utilizada. Mientras tanto, el modelo no parece reaccionar. De hecho, de estos temas no aparece ni una palabra en los documentos oficiales rectores de la política económica.
No hay nada sobre la insatisfacción de las expectativas creadas en la población por el propio modelo durante más de 60 años. Pero de esos mismos sueños inalcanzados están empedrados los corredores migratorios por donde se está yendo una emigración que hoy causa tanta angustia.
Visto de otra manera, habría que preguntarse: ¿no es igualmente esa masiva emigración la expresión de una voz que reclama el cambio? En todo caso, el éxodo del desacuerdo no es la garantía de la continuidad.
[1] Expresión cuya aplicación al rol de la dinámica demográfica como expresión final del impacto de todos los procesos combinados que afectan a la población ha sido acuñada por Sergio Díaz-Briquets.

Juan Carlos Albizu-Campos Espiñeira es Licenciado en Economía de la Industria, Universidad de La Habana (1986). Especialista en Demografía, Centro Latinoamericano de Demografía, Costa Rica (1989). Doctor en Ciencias Económicas, Universidad de La Habana (2001) y Doctor en Demografía, Universidad de Paris X-Nanterre (2002). Profesor del Centro de Estudios Demográficos entre 1988 y 2018 (Profesor Titular entre 2001 y 2018). Profesor Titular del Centro de Estudio de la Economía Cubana entre 2018 y 2023.
Desde 2023, Profesor e Investigador del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo - Cuba
Ha publicado, entre otros trabajos, Dinámica demográfica cubana. Antecedentes para un análisis; Fertility, GDP and Average Real Wage in Cuba; La migración internacional de cubanos. Escenarios actuales; Cuba. Escenarios demográficos hacia 2030; Hacia una política de población orientada al desarrollo humano; Cuba. Una mirada a la población económicamente activa; Cuba. Envejecimiento y bono demográficos. Retos al desarrollo; ¿Es el descenso de la actividad económica de la población un fenómeno temporal en Cuba?; "¿Zozobra demográfica?"; "Un fantasma recorre Cuba"; "Cuba y la emigración. La salida como voz"; "Cuba. Una rápida mirada a la emigración y la población"; "La policrisis y el poder que invierte la relación entre política y economía". La esperanza de vida en Cuba hoy: diferenciales y coyunturas; La mortalidad materna en Cuba. El color cuenta.
Ha obtenido varios Premios Nacionales de la Academia de Ciencias de Cuba y la Universidad de La Habana.
Este articulo es un resumen de un documento académico que se puede descargar a continuación.
JCAC Población y Migración (largo) (ed).pdf