Cuba-China: una relación necesaria
Omar Everleny Pérez Villanueva
Si Cuba presentara otra realidad macroeconómica, leyes más precisas, y una Constitución sin ambigüedades en el área de la inversión extranjera, tal vez se podría observar mayor presencia de los capitales chinos.
La historia de las relaciones entre Cuba y China es de larga data. Desde 1902, la isla había establecido relaciones diplomáticas con el imperio chino. En 1911 Cuba fue de los primeros países en reconocer la republica proclamada por Sun Yan Sen. Pero en 1949 no reconoció a la naciente República Popular China y estableció relaciones con Taiwán.
Relaciones políticas históricas
Con el triunfo de la Revolución, se produjo un nuevo enfoque. En la Primera Declaración de La Habana, el 2 de septiembre de 1960, Fidel Castro anunció el cierre de relaciones diplomáticas con Taiwán y el reconocimiento a la República Popular China. También se produjeron intercambios de delegaciones de alto nivel: Ernesto Che Guevara visitó China en 1960 y en 1965, mientras el presidente Osvaldo Dorticós lo hizo en 1961. En esos primeros años se firmó el Primer Acuerdo Cooperación Económica y Tecnológica y China le otorgó a Cuba el primer crédito gubernamental por valor de 40 millones de dólares, sin intereses, para adquirir productos en el mercado chino.
Por diferentes motivos, entre 1967 y 1982 se produjo un distanciamiento de las relaciones entre ambos países, entre ellos estuvo la presencia de Cuba en Angola a pedido de ese gobierno. Los chinos apoyaban a la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), mientras Cuba cooperaba con las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola (FAPLA).
A partir de 1983, y hasta aproximadamente 2002, se produjo un nuevo acercamiento y se verificaron intercambios de alto nivel. En 1988 se estableció la Comisión Mixta Intergubernamental para las Relaciones Económicas y Comerciales. En 1989 hubo un intercambio de visitas de los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países. En 1993 y 2001 visitó Cuba Jiang Zemin. En 1995 y se produjo la visita de Fidel Castro y en 1997 la de Raúl Castro.[1]
Cuba es el único país latinoamericano incluido en todas las giras de los presidentes chinos al área en lo que va del siglo XXI (Jiang 2001 y Hu Jintao 2004 y 2008 y Xi Jinping en 2014).
Como resultado de esas visitas se produjo un acelerado incremento del intercambio comercial. Ante los problemas derivados del Periodo Especial, el gobierno chino le otorgó a Cuba financiamientos comerciales, satisfizo las entregas de sus exportaciones y concedió facilidades para liquidar la deuda acumulada. A partir de 2003 se produjo la consolidación en la relación estratégica y el intercambio de visitas al más alto nivel: la de Fidel Castro en 2003 y la de Raúl Castro en 2005.
También hubo un incremento sustancial de los créditos y facilidades financieras otorgados por China a Cuba. En 2006, se dio un techo financiero de 1 800 millones de dólares para cubrir operaciones de corto, mediano y largo plazo, lo cual permitió desarrollar amplios programas sociales y de reanimación económica. China se consolidó como un apoyo para el desarrollo económico de la Isla, ampliándose los intercambios económicos y comerciales.
La existencia de condiciones crediticias a las empresas cubanas y la existencia de Seguro Oficial Chino para las compañías chinas les permitió a estas obtener respaldo para sus exportaciones a Cuba, en este caso los préstamos que se otorgaron fueron para comprar productos chinos, a medianos y largo plazo con intereses bajos en muchos casos del 2%.
El 30 de agosto de 2021 el presidente de China, Xi Jinping, sostuvo una conversación telefónica con su homólogo cubano Miguel Díaz-Canel en donde se confirmó el apoyo mutuo.
Relaciones comerciales de bienes y de servicios
Las relaciones económico-comerciales bilaterales abarcan hoy todos los sectores de la economía cubana, incluyendo los relacionados con energías renovables, ahorro energético, petróleo y sus derivados. Se ha desarrollado un tipo de relación económico-comercial sustentada en la confluencia de sistemas políticos, pero bajo reglas de juego marcadas por las prácticas del comercio internacional. Sin dudas, el comercio y las relaciones económicas se han convertido en el escenario más difícil en el escenario de las relaciones mutuas, dadas las buenas relaciones políticas y de cooperación alcanzadas.
En 2011 China tuvo un gesto que le abrió aún más las puertas a Cuba: la condonación de la deuda existente hacia ese momento de 6 000 millones de dólares.
Antes de 2011, el déficit comercial de Cuba con China variaba ente 200 y 400 millones de dólares anuales. A partir de 2012, la brecha entre las dos líneas se expandió enormemente. Luego, por la situación interna y por la COVID-19 se ha vuelto otra vez a déficit bajos de unos 500 millones dólares anuales. El hecho se debe, entre otros factores, a la disminución de las exportaciones cubanas con la limitada producción ocasionada por el bloqueo estadounidense y la crisis venezolana.
La composición de las exportaciones cubanas a China se refleja, en su mayoría, en productos primarios: níquel, azúcar, mariscos, cítricos, chatarra, tabaco, productos de biotecnología y ron.
Sin embargo, China tiene una amplia variedad de exportaciones a Cuba, sobre todo locomotoras, autobuses, productos textiles, calzado, productos agrícolas y productos electrónicos, entre otros. La estructura comercial de ambos países muestra cierta complementariedad.
Por lo demás, hay proyectos firmados en curso. Son los casos del tránsito de la televisión analógica a la digital en Cuba y de la ampliación de la banda ancha móvil que desarrolla la empresa de telecomunicaciones Huawei. También desde Beijing han llegado locomotoras para aliviar la situación del transporte interprovincial cubano.
La compañía china de perforación petrolera Gran Muralla participa con la empresa cubana Cupet en las prospecciones de petróleo en aguas someras, tarea que sin la tecnología y la experticia chinas hubiera sido prácticamente imposible.
Entre los negocios en operación en Cuba con China se encuentran los siguientes:
- Agricultura: cultivo y comercialización de arroz.
- Industria Ligera: calzado, confecciones.
- Comunicaciones: modernización de las telecomunicaciones y la industria electrónica.
- Turismo: hoteles.
- Industria Médico-Farmacéutica y Biotecnología: producciones de anticuerpos monoclonales y de interferón. Comercialización de medicamentos y materias primas.
- Servicios de salud de alto valor agregado: atención oftalmológica.
El gobierno cubano da prioridad a los objetos de obra en Cuba por parte de China. En 2021 el presidente cubano visitó los objetos de inversión con participación china como la empresa Combinado de Periódicos Granma para la producción de prensa y otros materiales gráficos, fue al Centro de Operaciones de la Red de ETESCA y a la sede de la sucursal de Yutong, uno de los grupos empresariales del área automotriz más grandes del mundo, especializado en la fabricación y comercialización de ómnibus, del que Cuba ha recibido más de 10 665 unidades. Y ofreció hacer una inversión en la ZEDM para que la entidad asiática se abra completamente al mercado de América Latina y el Caribe, además de avanzar en la adquisición de tecnologías híbridas y eléctricas como las que produce la empresa china.
Los aportes chinos al desarrollo de las telecomunicaciones en Cuba han sido importantes. El cable submarino ALBA-1, que unía la arquitectura de telecomunicaciones de la Isla con Sudamérica, fue financiado y construido parcialmente por China en unión con la firma francesa ALCATEL.
En 2000, el gobierno cubano firmó un contrato con Huawei para instalar cables de fibra óptica. Compañías chinas han consolidado el papel que juegan en suministrar a Cuba puntos de acceso, teléfonos y otras infraestructuras.
La Cámara de Comercio de la República de Cuba tiene entre sus asociados a más de 44 firmas chinas. Sin embargo, en la ZEDM está en operación solo una empresa: China Communications Construction Company Ltd.
Discrepancias en los sistemas económicos
La economía socialista planificada y el control excesivo de las actividades económicas y comerciales en los planes nacionales cubanos a largo plazo han constituido factores desfavorables en las negociaciones entre empresarios cubanos y chinos. Hoy en día, China tiene una economía de mercado, aunque a la vez una política centralizada para temas industriales y financieros entre otros. El 60% de su economía pertenece al sector privado.
Cuba no tiene aún la totalidad de las instituciones necesarias para atraer inversión extranjera de las compañías multinacionales, incluyendo las chinas. Por eso es dudoso esperar mayor inversión de capital chino por el momento. China utiliza las mismas instituciones y mecanismos que se emplean en las economías de mercado para facilitar sus inversiones en el resto del mundo, incluyendo la creación en le país receptor de sociedades anónimas y sociedades de responsabilidad limitadas cuyos únicos accionistas son empresas chinas.
La desfavorable situación financiera y cambiaria cubana ha estado afectando la capacidad de pago en el comercio exterior de Cuba. En 2021, el país comenzó un proceso de adecuación de su política monetaria para favorecer los intercambios comerciales internacionales.
El comercio bilateral no se ha comportado en correspondencia con las acciones políticas de cooperación entre ambos países implementadas con intensidad durante los últimos diez años. Y es poco probable que el comercio bilateral de bienes crezca a corto plazo, sobre todo por las bajas producciones cubanas, aunque es posible que el de servicios llegue a ser un nuevo punto de crecimiento en la cooperación comercial bilateral.
Tanto China como Cuba tienen el interés y la demanda de fortalecer el comercio de bienes, pero el volumen no puede tener el salto que se necesita debido, fundamentalmente, a dos razones.
- Cuba implementa una economía planificada con un fuerte control de divisas. Esto reduce la posibilidad de aumentar en gran medida las importaciones chinas.
- Las exportaciones de Cuba a China se componen principalmente de recursos mineros y productos agrícolas, la producción de estos es relativamente estable. A pesar de que China tiene una fuerte demanda de importación de esos ítems, la parte criolla no puede incrementar de manera significativa la producción en el corto plazo, toda vez que muchas industrias están descapitalizadas. En el caso de níquel, las fábricas se paralizaron por baja eficiencia industrial, entre otras razones.
Las oportunidades en la biotecnología y medicina
El comercio de servicios podría tener un futuro más alentador. En este rubro, la industria de servicios de salud constituye un área ventajosa para Cuba durante los últimos años. Desde finales de la década 80 del siglo pasado, el gobierno cubano ha venido promoviendo el desarrollo de la biotecnología. Y con la crisis de la COVID ha producido sus propias vacunas contra la enfermedad. Hoy dispone de cinco candidatos vacúnales avalados por los organismos nacionales de verificación. Y ya existen cuatro vacunas, llamadas Abdala, Soberana 01/02/Plus y Mambisa.
Cuba cuenta con muchos centros y empresas de investigación biomédica, con miles de investigadores altamente calificados y con trasferencia de tecnología de avanzada en el sector biotecnológico. Entre estos sobresalen el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, (CIGB), el de Inmunología Molecular (CIM), el Centro de Neurociencias de Cuba, el Centro de Química Farmacéutica (CQF), el Instituto Finlay, el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), la Universidad de La Habana, entre otros. Solo en el Ministerio de Salud Pública hay doce centros de investigación.
El presidente de la empresa cubana BioCubaFarma firmó un documento con la parte china para establecer las bases y crear una alianza "estratégica" con el grupo empresarial chino a "corto, mediano y largo" plazo encaminado a introducir medicamentos en el mercado del país asiático, pero también en Latinoamérica y otras regiones. Se trata de un convenio que concibe crear firmas mixtas, tanto en Cuba como en China, para fabricar un grupo importante de medicamentos cubanos.
Cuba ha acumulado experiencia en capacitación médica y coopera con más de 90 países. Tiene prestigio mundial en varios campos de la medicina como en el tratamiento de la diabetes y el cáncer. Los consumidores chinos también reconocen el nivel de servicios de salud cubanos. El país pudiera entonces ofrecer servicios de consulta al gobierno para el desarrollo del sistema de salud chino. También se le pueden vender productos cubanos o licencias de productos nacionales para producir en China. O hacer de conjunto varios productos.
Por consiguiente, existe una gran potencialidad para ambas partes a la hora de profundizar la cooperación del comercio de servicios médicos. China pretende explotar el desarrollo médico cubano, sobre todo en la rama de las biomedicamentos. Por ello varias empresas especializadas en la biofarmacéutica y las energías renovables han comenzado a asentarse en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM).
Pero la inversión de capitales de China en Cuba es la parte más débil de esas relaciones. Además de las posiciones chinas, Cuba deberá revisar las instituciones existentes para facilitar la inversión de capitales de modo que las inversiones se puedan estructurar adecuadamente y los inversionistas puedan sentirse seguros en sus negocios.
Los retos
El limitado flujo de inversiones chinas en Cuba continúa siendo una de las principales debilidades a nivel bilateral. No se corresponde con lo alcanzado en otros ámbitos.
Lograr atraer esa inversión y que responda a los intereses nacionales es para La Habana uno de los principales desafíos de las relaciones bilaterales.
Existe la voluntad política china de incrementar de manera sustantiva la inversión en Cuba. Son numerosos los encuentros a un elevado nivel, pero se concreta poco en la práctica.
Aun cuando no se trata de inversión extranjera directa, es preciso hacer referencia al creciente flujo de créditos preferenciales u otras modalidades de financiamiento o de apoyo financiero, con o sin cobertura de seguro oficial, al exportador provenientes del gobierno chino.
Han propiciado y favorecido el desarrollo de procesos inversionistas y contratos de suministros de equipamiento chino para implementar programas priorizados en Cuba. En algunos casos, estos contratos de suministros prevén la transferencia de tecnología para su producción y/o ensamblaje en Cuba, como en los ómnibus Yutong, los calentadores solares y los biosensores, entre otros.
Principales desafíos para Cuba en las relaciones bilaterales
- La relación China-Estados Unidos en el mediano plazo.
- La necesidad de seguir honrando los compromisos financieros adquiridos.
- Incrementar la calidad y el monto de las inversiones chinas. Atraer montos significativos.
- Armonizar las grandes diferencias existentes entre ambos modelos económicos de manera que no se conviertan en un freno al desarrollo de relaciones económicas y comerciales.
- La necesidad de incrementar los rublos exportables cubanos al mercado chino, no solo el de servicios médicos.
- China ha mostrado tener una estrategia bien definida a largo plazo hacia América Latina y el Caribe en función de sus intereses nacionales. Sin embargo, no es precisa la estrategia de América Latina y el Caribe para lidiar con el gigante asiático y aprovechar sus beneficios. En la mayoría de los casos, nuestros países carecen de una política de cooperación con China que les permita evitar y corregir las deformaciones resultantes.
- Hay que prestarle atención a la ofensiva diplomática china, en estos últimos años centrada en la iniciativa "Una Franja, Un Camino", también conocida como "la Nueva Ruta de la Seda". Este mega emprendimiento consiste en promover el comercio y construir infraestructura en Asia, Europa, África y América Latina.
- América Latina es parte de la periferia lejana de China, pero se ha convertido en un área relevante de la estrategia de Beijing. El subcontinente ha devenido un espacio geoestratégico para la relación bilateral hacia esferas diplomáticas, económicas, educativas, culturales y científicas.
- La "diplomacia de las mascarillas o la diplomacia de las vacunas"-- es decir la donación y venta de productos para enfrentar la pandemia en su momento más crítico--, hizo que China se convirtiera en un actor relevante para Latinoamérica en medio de la crisis del coronavirus.
- Cuba y China han promovido la Diplomacia de la Salud Global como una de las estrategias de política exterior. En la cooperación entre estos dos países se destaca la firma de acuerdos en diversas áreas --por ejemplo, las finanzas, la biotecnología, la agricultura, la infraestructura y las fuentes de energía renovable--, pero habría que potenciarla más en el futuro.
Conclusiones
La relación económica y política entre Cuba y China ha sido a lo largo de mucho tiempo sólida, aunque con excepciones en algunos periodos. Y durante los últimos treinta años ha sido muy positiva para la economía nacional a partir de llegada de grandes volúmenes de materias primas y equipos.
China es un país socialista con una economía de mercado. Ha logrado espectaculares resultados económicos que la han ubicado rápidamente como la segunda economía mundial y como el país mayor exportador mundial. Y lo ha conseguido con un elevado pragmatismo en la arena internacional.
A pesar de factores adversos como el bloqueo de Estados Unidos, Cuba atraviesa su peor momento económico. Si bien manifiesta planes para salir de ese nivel tan bajo, los resultados concretos están distantes de la realidad. ¿No puede implementar cambios aún más profundos en la toma de decisiones, como lo hizo China?
Si Cuba presentara otra realidad macroeconómica, leyes más precisas, y una Constitución sin ambigüedades en el área de la inversión extranjera, tal vez se podría observar mayor presencia de los capitales chinos en la Isla.
Bibliografía
- ONEI: Anuarios Estadísticos de Cuba. Varios años, La Habana.
- Omar Pereira Hernández: China y Cuba: una relación en ascenso, UNAM, México DF, abril de 2010.
- Granma, La Habana, 2021.
[1] Omar Pereira Hernández: China y Cuba: una relación en ascenso, UNAM, México DF, abril de 2010.