La crisis económica en Cuba, sus causas y la migración
Sin reformas profundas y coherentes, la fuga de capital humano y la fragmentación social continuarán debilitando la viabilidad futura del proyecto nacional.
Durante las sesiones de la Asamblea Nacional de Cuba, en julio de 2024, se reconoció oficialmente una disminución significativa de la población, estimándose alrededor de 9.7 millones de habitantes, aunque algunos expertos sugieren una cifra menor.[i]
Este escenario refleja el mayor éxodo migratorio registrado desde el siglo XX, con impactos profundos en la economía y el tejido social de la isla.
Si bien el discurso oficial atribuye la crisis a las sanciones de los Estados Unidos, el consenso académico actual identifica causas internas estructurales: la inercia, el control estatal sobre la producción y la limitada apertura al sector privado como factores igualmente determinantes.
La falta de un Censo actualizado, sumada a la carencia de políticas públicas eficaces para revertir esta tendencia migratoria, agrava el desafío demográfico de la nación.
Manifestaciones de la crisis
Aunque ciertos indicadores podrían sugerir que la crisis actual es menos severa que la de los años 90, el contexto es mucho más precario. El PIB en 2024 se situó más de un 10% por debajo del nivel de 2018,[ii] reflejando una década perdida de progreso económico.
La salud y la educación, pilares históricos del modelo social cubano, han sufrido un deterioro acumulado, mientras que el sistema de racionamiento ha colapsado parcialmente.
Indicadores como la producción industrial (38.6) y el sector azucarero (4.6) confirman un declive drástico. A nivel externo, las exportaciones e importaciones se han reducido considerablemente, los superávits en cuenta corriente se transformaron en déficits, y las remesas mostraron una tendencia descendente.
Figura 1 Cuba: dinámica de indicadores y sectores seleccionados (2014-2023, 2014=1)

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Anuarios Estadísticos de Cuba (varios años). Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI). La Habana.
La inflación, por su parte, ha repuntado de forma alarmante (+77% en 2021, +39% en 2022 y +31% en 2023),[iii] mientras que el peso cubano se ha depreciado en un 88%, lo cual ha afectado el poder adquisitivo de la población. El déficit fiscal proyectado para 2025 supera el 10% del PIB, reflejando una situación insostenible en ausencia de fuentes de financiamiento externo robustas.
La combinación de estos factores ha conducido a un deterioro notable de los servicios públicos, un crecimiento de la informalidad laboral y un incremento de las desigualdades sociales.[iv]
Figura 2. Cuba: indicadores macroeconómicos seleccionados (2014=1)

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Anuarios Estadísticos de Cuba (varios años). Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI). La Habana.
Los fallos del sistema económico
Basada en la planificación centralizada, la economía cubana presenta deficiencias profundas: mercados poco desarrollados o inexistentes, precios desalineados de los costos reales, falta de competencia entre empresas estatales[v] y restricciones financieras blandas en el sector empresarial estatal. Aunque se han implementado reformas graduales desde el mandato de Raúl Castro, estas han sido insuficientes para corregir las distorsiones estructurales.
El sistema desalienta las exportaciones mediante un esquema de monopolios estatales y una desconexión entre precios internos y precios de exportación. La ausencia de un mercado cambiario transparente impide a los productores responder adecuadamente a la demanda internacional.
Además, la propiedad estatal-burocrática y la falta de incentivos reales a la eficiencia perpetúan la improductividad. A nivel organizativo, la fragmentación institucional y la existencia de estructuras paralelas, como el aparato empresarial militar, dificultan cualquier intento de racionalización económica. La carencia de mecanismos efectivos para la entrada y salida de empresas ha limitado la innovación y la competitividad, afectando negativamente la productividad agregada.
Los choques recientes
Diversos eventos externos exacerbaron la vulnerabilidad de la economía cubana. La crisis venezolana redujo los envíos de petróleo y la cooperación bilateral, forzando mayores gastos en importación de energía.
El cierre de contratos de servicios médicos con Brasil, Ecuador y Bolivia mermó una de las principales fuentes de divisas. A esto se añadió el endurecimiento de las sanciones estadounidenses bajo la administración Trump, afectando remesas, viajes y flujos de inversión.
La pandemia de la COVID-19 impactó severamente el turismo internacional, sector crucial para los ingresos en divisas. Finalmente, eventos extremos como huracanes y accidentes tecnológicos (incendio de supertanqueros de Matanzas, apagones energéticos) deterioraron infraestructuras esenciales.
El impacto acumulado de estos choques ha sido devastador, no solo por su magnitud, sino también porque interactuaron sinérgicamente con debilidades estructurales preexistentes.
La recurrencia de apagones y la crisis energética tienen efectos transversales en la vida diaria y en la capacidad productiva del país, agudizando el círculo vicioso de la crisis económica.
El modelo de ¿desarrollo?
Tras el colapso del bloque socialista, Cuba reestructuró su economía en torno a cuatro pilares de generación de divisas: turismo internacional, remesas, industria biofarmacéutica y exportación de servicios médicos. Este modelo, aunque exitoso inicialmente, presentó limitaciones estructurales evidentes. Dependía de relaciones externas preferenciales, tenía escaso encadenamiento productivo interno y generaba una alta dependencia de importaciones.
![ChatGPT. (2025, abril 20). Apagón en una vivienda cubana: familia iluminada con velas, reflejando la crisis energética [Imagen generada por IA]. OpenAI. una familia reunida en un apagón mirando de frente con velas y linterna](/sites/horizontecubano.law.columbia.edu/files/styles/cu_crop/public/content/pics/Crisi%20Econ%C3%B3mica%20e%20Migraci%C3%B3n%20Imagen%202.jpg?h=86e982f5&itok=8g6PsQsJ)
La inversión extranjera directa, canalizada principalmente a empresas estatales, no estimuló la eficiencia ni la competitividad. La estrategia de expansión hotelera reciente, basada en la construcción de hoteles de lujo con baja demanda, acentuó la ineficiencia del modelo.[vi] Las caídas en exportaciones, remesas y turismo han expuesto las vulnerabilidades de una economía que nunca logró diversificarse ni generar mecanismos internos de ajuste y crecimiento sostenido.
Además, el peso de las importaciones en el consumo interno ha generado una estructura económica frágil, susceptible a cualquier choque externo que afecte las fuentes de divisas.
Reflexiones finales
Cuba opera en un "modo de emergencia permanente", caracterizado por decisiones económicas orientadas a la contención más que al desarrollo. La crisis actual es el resultado de fallos estructurales profundos, agravados por choques externos sucesivos y una respuesta institucional conservadora.
El éxodo migratorio refleja no solo el deterioro económico, sino también cambios culturales y sociopolíticos profundos,[vii] como el acceso a nuevas nacionalidades, regímenes de libre visado y una juventud desconectada del proyecto revolucionario original.
La migración masiva actual, facilitada por legislaciones extranjeras y nuevas rutas de movilidad, es también un indicio del debilitamiento del tejido social cubano.
La pérdida de capital humano, especialmente de jóvenes calificados, reduce las perspectivas de recuperación económica y debilita las bases de un posible proceso de reformas.
Para revertir esta trayectoria, será necesario un replanteamiento integral del modelo vigente: apertura económica real, fortalecimiento institucional, impulso a la iniciativa privada, y reconexión con la ciudadanía dentro y fuera de la isla.
Sin reformas profundas y coherentes, la fuga de capital humano y la fragmentación social continuarán debilitando la viabilidad futura del proyecto nacional.
[i] Juan Carlos Albizu-Campos, Cuba: ¿Crisis demográfica o sistémica?
[ii] Por primera vez en más de dos décadas, las autoridades cubanas no ofrecieron un estimado sobre el comportamiento del PIB en 2024, más allá de admitir que el crecimiento fue negativo. Los resultados de industrias exportadoras clave como el turismo y el níquel, junto a la profundización de la crisis energética, sugieren que el retroceso fue superior al 1,9% registrado en 2023.
[iii] Ver Vidal y Luis 2023, "Cuba’s Monetary Reform and Triple-Digit Inflation".
[v] Ricardo González y Leandro Zipitría, “La conceptualización y los incentivos microeconómicos. Lo que queda por hacer”, Congreso de LASA, junio 12-15 de 2024, Bogotá.
[vi] Paolo Spadoni, “The Cuban Tourism Industry: Evolution, Challenges and Prospects”, Congreso de LASA, junio 12-15 de 2024, Bogotá.
[vii] Ver Denisse Delgado y María José Espinosa, “Cuban Migration and its Social Crisis: An Overview."
Este artículo es un resumen de un documento académico que se puede descargar a continuación.
RTP Crisis y Migración (largo) (ed).pdf