“No pidas permiso para soñar”

Entrevista de Mario Vizcaíno Serrat a Eliades Guevara O'Reilly, dueño de una empresa privada cubana especializada en la construcción.

Hay falta de transparencia y control en el sistema de inversiones en el país, lo que hace que a veces no sepas si lo que estás construyendo tendrá continuidad. 

July 16, 2025

La mayoría de los vecinos miran con curiosidad a través de los cristales de una pequeña ferretería que abrió sus puertas donde antes hubo un establecimiento de venta de alimentos y productos de primera necesidad subsidiados por el Estado cubano y normados en una cartilla de racionamiento.  

Como esas mercancías son cada vez menos, y todo indica que serán eliminados los subsidios alimenticios, los funcionarios han decidido unir a clientes de varias bodegas en una para arrendar esos espacios a empresarios que comienzan sus negocios.  

Uno de esos emprendedores es el ingeniero civil Eliades Guevara O’Reilly, dueño de una empresa constructora que en dos años de labor registra un volumen de negocios por encima de los 135 millones de pesos anuales en ventas brutas. 

En un local del municipio Playa, en La Habana, que hasta hace dos años desagradaba a la vista, aunque ayudaba a paliar la situación alimenticia de los ciudadanos más pobres, ahora hay un espacio iluminado, pintado con colores llamativos, que ha sustituido sacos de azúcar, sal y arroz por bolsas de cemento, alicates, destornilladores, lámparas de luz fluorescente y una montaña de productos capitalistas importados.

Algunas personas empujan la puerta y entran a la ferretería, contigua a un almacén y una oficina de la constructora, lo que no significa que todas compren. Es un comercio de precios altos, como 8,000 pesos para una bolsa de cemento, cuando el salario medio en Cuba ronda los 6,000 pesos. 

Hay quienes penetran a curiosear, y luego se demoran en salir para solazarse con la temperatura climatizada, en medio del calor agobiante del verano cubano. Otras personas, de buen nivel adquisitivo, hacen compras, a veces muy buenas.

Con 31 años de edad, Eliades es un ser privilegiado en la Cuba de hoy, donde cualquier esfuerzo por tener un nivel de vida aceptable cuesta mucho, mucho sudor. Y a veces lágrimas.

Con un ego fuerte, grita a todo pulmón que su mediana empresa, con más de 70 trabajadores, enseñará en su país a trabajar con los estándares de la industria constructora moderna internacional.


Tanto es así, que nombró a su empresa Imhotep, como el arquitecto egipcio considerado un sabio. “Nosotros, como Imhotep, queremos ser innovadores en Cuba, donde la rutina y la resignación se imponen muchas veces, y queremos demostrar que se puede construir de otra manera, y liderar distinto”, dice desde Chile, vía WhatsApp, donde cursa, en intervalos de tiempo en los que va a Sudamérica y regresa a La Habana, una maestría en Gestión de la Construcción.

Eliades Guevara O’Reilly: Este año la política de la empresa es clara: eficiencia con control. Para eso, estamos enfocados en resultados reales, en analizar y tomar decisiones basadas en datos, y no en suposiciones. No hay empresa que aguante sin una cultura del trabajo, y por eso estamos en un proceso duro de transformación interna. Queremos a corto plazo una estabilidad operativa y control estricto de utilidades. 

Mi verdadero sueño es crear un sistema integrado de productividad y control de obras, una metodología que yo estoy adaptando a nuestras condiciones, una especie de versión de las Planner system, que nosotros en Cuba no tenemos licencia para usar, y yo quiero hacer una versión para nuestra empresa y para las demás que la necesiten.


Imhotep ofrece mantenimiento a obras civiles y su dueño desea que también gestione proyectos de manera integral desde la planificación técnica hasta la entrega de la obra. Para eso, están apostando por algo que parece una misión imposible, en medio de obstáculos que son como paredes, pero que Eliades cree poder derribar, gracias a un entusiasmo que por momentos parece infantil.  

Eliades Guevara O’Reilly: Estamos apostando por el uso de herramientas modernas, como Tach Board, Planificación colaborativa y Culturalink, porque creemos que en Cuba también se puede construir con un alto estándar técnico. Estoy convencido de eso a partir de estudios que hice con mi tutor de maestría, el chileno Luis Alarcón, en la cual estoy armando parte de una inteligencia artificial que va a determinar qué pasa cuando tomamos determinadas decisiones. 

Cuando llegué a Chile por primera vez a iniciar la maestría, Cuba estaba entrando en su crisis económica de 2022 y 2023, y eso para mí era nuevo, porque no había vivido algo así en la isla. Cuando llego veo que los fenómenos de inflación, de mercado, son algo normal. En ese momento trabajaba en una entidad estatal en Cuba. 

Entonces me propuse fundar mi empresa. Y me di cuenta de que tendría un desafío tremendo, ante la forma tradicional y muchas veces caótica de planificar proyectos, no solo en la construcción, que hay en Cuba. Desde que me gradué participo en proyectos inversionistas, con mi mente enmarcada en manejo de presupuestos, control de inversiones, cosas que necesitan mejorar mucho. 

Descubrí dos metodologías, Lean Construction y Last Planner System, que han ayudado a los estadounidenses a mejorar desperdicios, mejorar el flujo de trabajo y cumplir con los compromisos. Yo me inspiro en eso y me digo: “bueno, si yo fundo en Cuba un modelo de negocio con esta filosofía, puedo demostrar en mi país que se puede, y luego capacitar a otras personas para que lo hagan en sus empresas”. 


A partir de un taller en el que participó con su tutor, comenzó el compromiso de Eliades con la Industria 4.0, que está obsesionado con aplicar en Cuba, aunque parezca una quimera. Como la Lean Culture y Last Planner System. 

Eliades Guevara O’Reilly: Sin embargo, es hipócrita que yo pretenda dar una conferencia sobre estos términos sin aplicarlos en mi empresa, en mi entorno, así que me urge que mi constructora funcione con esas herramientas. Existen muchas especialidades de Ingeniería: civil, hidráulica, geofísica, industrial. ¿Cómo lograr que tantas personas lleguen a un consenso en un proyecto? Lo que suele pasar es que no se entiendan, y el arquitecto siempre es el malo. Por eso la industria 4.0 no es un lujo en Cuba, es una necesidad. Se trata de utilizar tecnologías como la automatización, los datos en tiempo real, la inteligencia artificial o los sistemas de monitoreo artificial para tomar mejores decisiones, ser más eficientes y transparentes. 

Yo fui previsor, porque hace poco emitieron en Cuba algo sobre un compromiso del país con las industrias 4.0, y le dije a mi equipo: “ya nosotros empezamos con este camino, en el que no tenemos robots, pero podemos usar la tecnología para controlar obras, medir rendimiento, detectar atrasos y ver en qué estamos fallando”.


Con la precariedad tecnológica de Cuba, ¿crees posible usar la Industria 4.0?

Eliades Guevara O’Reilly: Hacer una empresa en Cuba ya es una opción cuesta arriba por las limitaciones económicas, materiales, burocráticas, que a veces te hacen preguntarte si vale la pena seguir. Pero no me gusta el NO como respuesta. Hay que romper muchas barreras para llegar a lo que planteo, y cambiar la forma de pensar y de hacer. Nosotros en Cuba no vamos a tener a corto plazo los recursos que tiene una empresa en Chile o México, pero eso no significa que no podamos aplicar metodologías modernas.


Pero aplicar esas tecnologías depende de posibilidades técnicas que en Cuba no hay.

Eliades Guevara O’Reilly: Ahí está la importancia del liderazgo. Yo no soy solo el jefe en mi empresa, sino también el líder de mi equipo de trabajo con una meta en 2025: transformar la cultura organizacional en mi empresa, donde yo trabaje con personas que tengan valores y se comprometan. 

Estoy formando un equipo y buscando eficiencia y deficiencias desde dentro, pero no estoy dispuesto a sentarme a esperar a que todo mejore para actuar. 

La mentalidad de un emprendedor no es sentarse a esperar. A veces alguien me ha dicho que para hacer tal cosa hay que activar un VPN, y le digo: actívalo. En medio del caos que uno ve, también hay oportunidades, y es ahí cuando entran a funcionar la digitalización, las Planners, la Lean, que no hacen magia, pero nos obligan a organizarnos, a pensar distinto, reducir errores y trabajar con sentido. 

No se trabaja con sentido, y es que el cubano es emocional, pertenece a una cultura emotiva, de mucha queja e improductividad. Y todo eso se transmite, lo estamos viendo en los jóvenes con la pérdida del tiempo, en la música que escuchan. Se está viendo en negocios particulares.

El ciudadano cubano está optando por una cultura improductiva que se ve en todas las esferas. A veces uno llega a un centro de trabajo y nota que la gente no quiere trabajar. Y lo ves en negocios privados. Es un tema de cultura, de comportamiento emocional, de falta de compromiso con el país, con la familia, con uno mismo. 

Y yo quiero cambiar eso, empezando por los compromisos, la organización. Estoy consciente de que no será fácil, es un reto, pero hay que salir adelante. 

Collage de imágenes. Se observa un edificio multifamiliar de tres niveles en La Habana con un establecimiento comercial en su planta baja donde radica la empresa del entrevistado. En otra imagen se observa el interior de una tienda de materiales y herramientas para la construcción. En una tercera imagen aparecen dos albañiles en plena labor.

¿Cómo ha sido la evolución de la empresa? ¿Se han expandido en volumen de negocios? 

Eliades Guevara O’Reilly: Nosotros éramos al principio tres personas con una laptop prestada, sin oficina ni almacén y sin saber si íbamos a facturar algo el primer mes. Nuestra primera venta fue casi simbólica. En menos de dos años pasamos de ser una microempresa sin estructura a un equipo estable de más de 70 personas, ingenieros, obreros, administrativos y personal técnico con una red de alianza con muchos proveedores. 

Tenemos un almacén, y una línea de ferretería –MONTU Ferretería-, con un volumen de negocios que ha superado los 135 millones de pesos anuales en ventas brutas, (sin contar gastos en impuestos o costos asociados), que en nuestro caso incluyen los servicios de construcción y las ventas por mercancías mediante la ferretería. No todo lo que vendemos es por construcción, una parte proviene del comercio. 

Pero que un emprendimiento en su primer año generé 135 millones de pesos en ventas brutas es una suma alta, yo pensé que tendríamos si acaso 20 millones de pesos.


¿Han tenido estabilidad de empleados?

Eliades Guevara O’Reilly: Hemos tenido mucha rotación laboral, sobre todo de profesionales, por discrepancias. Pero los que se han quedado han sabido renovarse. Algunas personas han tenido con nosotros su primera experiencia de trabajo, han hecho su primer contrato formal. No somos una empresa perfecta, pero sí viva, y estamos en expansión con un concepto claro: construir distinto lo que parece inamovible. Ya hemos brindado en un año más de 50 servicios constructivos, sobre todo con clientes estatales, privados hemos tenido pocos.


¿Por qué razones has preferido trabajar con clientes del Estado? 

Eliades Guevara O’Reilly: No ha sido una decisión estratégica, sino una adaptación a la realidad. Cuando yo estudié Gestión inmobiliaria aprendí que si el Estado sigue invirtiendo en un país en crisis, y poniéndole dinero a sus empresas para que sigan construyendo, y ves que se están levantando hoteles, no es tan grande la crisis. 

Lo que me beneficia de las empresas estatales es el monto de dinero asignado para obras, mantenimientos y reparaciones, de modo que una vez que firmemos un contrato, los clientes pagan, siempre que terminemos con calidad y productividad. 

Con los privados no siempre es así. A veces los contratos son verbales, aunque nosotros tratamos de acogernos a la legalidad. Cuando hemos trabajado con personas naturales es común que quieran controlar demasiado lo que hacemos, eso genera discusiones, discrepancias, mientras los estatales nos dan un poco más de libertad. 

Además, las entidades estatales, cuando hay un contrato claro y un respaldo institucional, te permiten planificar mejor las cosas. Pagan por transferencia, exigen documentación, y aunque son burocráticos, dan un volumen de trabajo más estable y predecible. Y en una empresa como la nuestra, que busca profesionalizar procesos y crecer con control, eso es más valioso. 

Hemos trabajado mucho menos con particulares porque no tienen el poder adquisitivo para asumir obras bien hechas, y buscan lo más barato, aunque no sea lo mas duradero. Y entras en conflicto, pierdes mucho tiempo negociando.

La informalidad en los pagos es característica de los clientes particulares. Es difícil establecer compromisos serios porque no hay reglas claras. Cuando se atrasan en pagar me crean problemas con los trabajadores. 

También suelen entrometerse en el proceso constructivo, y nosotros no construimos desde la improvisación. Esto no significa que valoremos menos a los clientes privados, pero preferimos esperar a que llegue quien entienda el valor de lo que hacemos.


¿Cuáles son esas obras?

Eliades Guevara O’Reilly: Hablo de inversiones públicas, obras presupuestadas que financian los gobiernos de los municipios en sectores como educación, salud, viviendas, comercio, gracias a las cuales se reparan escuelas, círculos infantiles, bodegas, parques, servicios eléctricos.

Vale decir que se financian con el 1% sobre los ingresos de todos los que participan en la economía, sean empresas estatales y privadas, instituciones y trabajadores por cuenta propia. 

Pero no se da a conocer el alcance de esas obras. Los padres no se enteran de la magnitud de la reparación del círculo infantil (guardería), donde están sus hijos, ni siquiera la directora llega a conocerlo, de manera que no se conoce el impacto de las obras sociales 

En los países capitalistas se muestran mucho las obras públicas en ejecución, con pancartas informativas, anuncios, licitaciones. En el forcejeo reciente que sostuvieron con ETECSA (la empresa de comunicaciones de Cuba, estatal y única) sobre el alza desmedida de los precios del acceso a internet, los universitarios hacían una pregunta: ¿adónde fue a parar el dinero de esa empresa pública? Y he aquí un gran problema: el secretismo y la falta de información de las empresas estatales. 

Mi empresa ha ofrecido hasta ahora un gran volumen de servicios constructivos, por eso sé que hay un movimiento de obras, pero nosotros promocionamos lo que hacemos. Son muy pocas las obras públicas que la prensa refleja. 

El colmo es que hay obras públicas en un municipio y sus habitantes no se enteran. A veces se usa mal el dinero de un municipio, porque las necesidades de ese territorio no debería definirlas un intendente, sino sus pobladores. Y aunque existe el esquema para que los ciudadanos sean los que decidan las obras de sus barrios y municipios, no es así en la práctica.

¿En qué usa el dinero la dirección municipal de la Vivienda, la de Salud? Entonces, se destina presupuesto a obras públicas, pero, ¿se nota su impacto, es lo necesario? 

Eliades Guevara O’Reilly: No seguiré indagando, pero quien oculta lo que gasta en un servicio público es porque está malversando. Es triste eso. Si nadie sabe lo que cuesta algo, ni quienes intervienen, nadie sabrá cuidarlo. 

Como poblador de mi municipio, tengo que saber que el gobierno usó siete millones de pesos para pintar una escuela. Y el director de esa escuela tiene que saber lo que se está pagando, y preguntarse cuál es el alcance de ese valor, pues a lo mejor él sabe que es más importante reparar la cocina y el comedor, y quizás puede pintar las aulas con la participación de los padres de los estudiantes. Eso no se está viviendo en Cuba, y es grave. Es la falta de gestión gubernamental.


Dices que los clientes privados se entrometen en el trabajo de tu empresa y los estatales no, y eso te da más libertad para trabajar. ¿Pero se entrometen menos porque confían más en el trabajo profesional de tu empresa o por la falta de control de sus recursos y de interés en la calidad final que caracteriza a las dependencias del Estado?

Eliades Guevara O’Reilly: Puede parecer contradictorio, pero mi relación con el sector estatal nos ha dado una estabilidad, porque los pagos están respaldados y se puede planificar con un mínimo de garantías. Es verdad, hay demoras, desorganización y muchas veces falta de control técnico y financiero en el uso de los recursos. Pero el dinero está ahí, lo negativo es la manera en que se administran y se ejecutan esas inversiones. 

Reconozco que, para avanzar, tengo a veces que hacer parte del trabajo que le toca al cliente estatal, pero así y todo los prefiero porque me garantizan el dinero para trabajar. Creo que nosotros hemos aprendido a movernos dentro del caos, con la cabeza fría y convencidos de que lo necesitamos. Hemos aprendido a dejar de quejarnos y a entender cómo se toman las decisiones en nuestro entorno, y nos hemos propuesto crear confianza, trabajar y entregar bien las obras, y eso genera reputación. 

Cuando hay crisis en un país es cuando mas se debe construir, porque lo que está en juego no es el cemento, el acero, es el futuro de un país. Si no invertimos ahora, aunque sea desde lo pequeño, no habrá un país viable mañana.


¿Hay cosas positivas que impulsen el trabajo de tu constructora?

Eliades Guevara O’Reilly: Hay dos. Una es la mentalidad de mi equipo, pues hemos logrado sembrar una cultura de compromiso, de mejora continua, y visión a largo plazo. Eso es oro en Cuba. La otra es la combinación entre construcción y comercio, que garantiza estabilidad y capacidad para movernos con agilidad.


¿Y cuáles son los obstáculos más duros? 

Eliades Guevara O’Reilly: La falta de transparencia y control en el sistema de inversiones en el país, lo que hace que a veces no sepas si lo que estás construyendo tendrá continuidad. 

Además, la falta de motivación generalizada y la pérdida del talento hacen difícil mantener un equipo de trabajo.


¿Qué recomiendas a quienes piensan fundar un negocio, una empresa, en Cuba?

Eliades Guevara O’Reilly: Que defina su propósito más allá del dinero, porque si lo hace para ganar plata rápido, como tanto ocurre, se va a frustrar. Hay que tener un para qué profundo que te sostenga en los días difíciles, que son muchos. Hay negocios que funcionan con un para qué. Y debe estar preparado. 

El administrador de una empresa debe saber contabilidad, aprender planificación, a trabajar con los clientes, y saber de leyes, o, de lo contrario, rodearse de quienes saben. Importante es que sepa adaptarse a las condiciones de Cuba, pues no todo lo que funciona en otros países resulta en nuestro país. 

Hay que mirar el contexto, sus límites, y crear. La escasez puede ayudar a crear. Lo más importante es que no pidas permiso para soñar. Aprende en el camino, corrige y vuelve a intentarlo. 

Todavía queda gente con talento en Cuba. 


 

hombre con barba portando lentes y mirando a la camara

Mario Vizcaíno Serrat. Pinar del Río, 1964. Graduado de Periodismo por la Universidad de La Habana, en 1988. Comenzó su carrera profesional como corrector de prensa, en el periódico Guerrillero, de Pinar del Río. Ha sido reportero de la agencia de prensa internacional Prensa Latina, periodista del Instituto cubano del cine, jefe de redacción y director de la revista Alma Mater, reportero de la emisora Radio Progreso. En este momento es jefe de redacción de Palabra Nueva, revista de la Arquidiócesis de La Habana. 

Es autor del libro Portarretratos a la deriva, volumen de 11 entrevistas a artistas cubanos (Extramuros, 2011), y el compilador de Memorias del Alma Mater, volumen en el que 33 intelectuales evocan su paso por las aulas de la Universidad de La Habana desde la década de 1930 (Ediciones Loynaz, 2018).