El uso de fideicomisos para proteger intenciones familiares

By Natalia Delgado
Adjunct Senior Research Scholar
Columbia Law School

En situaciones familiares, un fideicomiso se puede utilizar para implementar los deseos de una persona para un uso equitativo de su propiedad durante el resto de su vida y después de su muerte.

Editor's note:

Este es el primero de dos artículos sobre fideicomisos. Aquí se describirá el concepto legal y se brindará una breve historia de su uso con fines no comerciales, específicamente para resolver ciertos problemas familiares. En el segundo artículo se considerará el uso de fideicomisos en transacciones comerciales.

June 13, 2021

Problemas familiares comunes

Conocemos situaciones en las que un padre quiere dejar su casa a un hijo específico porque ya le ha dado otros bienes igualmente valiosos al otro. O casos en los que las personas aceptan cuidar a un adulto mayor inválido y luego lo obligan o engañan para que ceda el título de propiedad de su casa al cuidador, en detrimento de la familia. Es posible que sepamos de familias en las que hay un hijo discapacitado que necesita cuidados especiales después de la muerte de sus padres y los padres se preocupan por quién se hará cargo del hijo después de sus muertes.  En el caso de Cuba, hay muchos residentes en el exterior que han dejado a sus padres ancianos en la Isla con necesidades que sus familiares en el exterior no pueden satisfacer debido a impedimentos legales, distancia o desconocimiento de los procedimientos locales.

A la hora de determinar quién adquiere el título de los bienes tras la muerte del padre en estas situaciones, es posible que el tribunal no pueda determinar las intenciones del fallecido. En el primer caso, puede decidir repartir de manera equitativa la propiedad entre los hijos, ya que desconoce los deseos del difunto de favorecer a un hijo antes no favorecido.

En el segundo, el tribunal probablemente se basará en los documentos presentados por el cuidador como legítimos y no puede estar seguro de si este último participó en una transacción fraudulenta.

En el tercero, el tribunal dividirá los activos según lo dispuesto por la ley sin tener en cuenta las necesidades especiales de salud del hijo discapacitado, ni reservar fondos para que alguien continúe cuidándolo. El cuidado de ese hijo entonces depende de la buena voluntad de un miembro de la familia.

En nuestro último ejemplo, sin la creación de un fideicomiso en una impugnación judicial el tribunal no podía estar seguro de a quién pertenecen los bienes enviados por los familiares en el extranjero.

Estos escenarios ocurren en todo el mundo, tanto en Estados Unidos como en Cuba. Es en tales situaciones, entre otras, en las que una ley de fideicomiso puede y debe usarse para implementar los deseos de una persona para un uso equitativo de su propiedad durante el resto de su vida y después de su muerte.

¿Qué es un fideicomiso?

Un fideicomiso tiene características únicas dentro de la ley. Se trata de una relación en la que el propietario (el donante) dona una cierta cantidad de dinero en efectivo u otros artículos de valor al fideicomisario (una persona física o jurídica) en beneficio de un tercero o terceros (el/los beneficiarios). El fideicomiso se crea mediante un acuerdo escrito entre el donante y el fideicomisario para favorecer al beneficiario o los beneficiarios, quienes no forman parte del acuerdo.

Existe una distinción entre título legal y equitativo sobre los activos del fideicomiso. Al entregar los bienes al fideicomiso, el donante pierde el derecho a la propiedad y el fiduciario recibe el título legal de los bienes, así como la obligación legal de administrar la propiedad del fideicomiso en beneficio del beneficiario (o de los beneficiarios). Estos se convierten en titulares del título equitativo de los bienes.

El fideicomisario puede ser un individuo o cualquier otra persona que tenga existencia legal separada: una empresa, una entidad gubernamental o una organización cívica. Si bien puede ser compensado por sus servicios y se le pueden rembolsar los gastos en los que ha incurrido en nombre del fideicomiso, no puede usar la propiedad del fideicomiso para sus propios fines. Por ley, es el encargado de velar por los mejores intereses de los beneficiarios, administrar la propiedad del fideicomiso con prudencia y protegerla legalmente apelando a los tribunales si es necesario.

Su empleo a lo largo de la historia

El fideicomiso se remonta a la época romana. A lo largo de los siglos se ha utilizado para proteger ciertas propiedades en beneficio de otros, en particular de un grupo de personas. Durante la Edad Media, se usó para tomar el título de propiedad de un grupo de personas o instituciones, digamos órdenes monásticas, iglesias, organizaciones fraternales, asociaciones comerciales e instituciones dedicadas al cuidado de los pobres, entre otras.

La propiedad se tituló a nombre de la institución que administraba los activos fiduciarios, como una orden monástica. Cuando una monja entraba en un convento, ella y su familia aportaban propiedades al convento, que se convertía en el administrador de la propiedad, y esa propiedad pasaba a formar parte de la propiedad colectiva del grupo de monjas. El fideicomiso sirvió para mantener activos para grupos de beneficiarios en constante cambio, toda vez que los miembros de la orden cambiaban con el tiempo. Nuevas mujeres ingresaban al convento; otras morían.

Usos actuales del fideicomiso

Durante los últimos tiempos el fideicomiso comenzó a utilizarse para permitir a las personas dirigir el uso de sus activos durante el resto de sus vidas si quedaban incapacitadas, y después de su muerte. El donante hace un contrato con el fideicomisario declarando sus intenciones y el fideicomiso "cobra vida", ya sea en una fecha o en el momento de un evento especificado en el acuerdo de fideicomiso o en el de la muerte del donante. Colocar activos en fideicomiso le permite al donante determinar el mejor uso de su propiedad bajo una variedad de posibles escenarios futuros, así como planificar contingencias.

hombre mayor con camisa blanca entrelazados de brazos con mujer mayor de falda azul y caminando por un callejero

En la actualidad, hay tres tipos de fideicomisos que se utilizan comúnmente:

  • El fideicomiso revocable se ha convertido, en gran medida, en un sustituto del testamento. Al pasar el título del fideicomiso en vida, a su muerte el donante se evita el procedimiento judicial para determinar cómo se van a distribuir sus bienes y resolver los posibles conflictos familiares ante el tribunal. El fideicomiso permanece revocable durante toda la vida y, por consiguiente, los beneficiarios no tienen derecho sobre los activos del fideicomiso durante la vida del donante, toda vez que este puede cambiar de opinión. El aspecto de la revocabilidad le permite cambiar los activos del fideicomiso o los beneficiarios a medida que cambian las condiciones en la familia.
     
  • Además de servir como sustituto de un testamento, el fideicomiso irrevocable es utilizado por los donantes que planifican su propia incapacidad. A medida que se acercan al momento en el que ya no pueden cuidarse a sí mismos, pueden transferir los activos al fideicomiso y hacer que este pague fondos por su cuidado durante el resto de sus vidas, lo cual evita que un tribunal designe un supervisor para una persona que sufre una discapacidad mental.
     
  • Un tercer uso del fideicomiso es para fines benéficos. En este caso, no se necesita especificar un beneficiario siempre que se diga que los activos del fideicomiso deben usarse solo para un propósito permitido, que generalmente se ha reconocido a lo largo de los siglos. Por ejemplo: a) alivio de la pobreza; b) desarrollo de la educación o la religión; c) desarrollo de la salud; d) avance de cualquier propósito gubernamental; e) desarrollo de cualquier objetivo beneficioso para la comunidad.
     

Las siguientes instrucciones constituyen ejemplos de usos en un contrato de fideicomiso:

  • “Le dejo mi casa a mi esposa por el resto de su vida y después de su muerte se dividirá en partes iguales entre nuestros hijos que estén vivos”.
     
  • “Mediante la presente estoy transfiriendo los fondos de mi cuenta de ahorros y la casa en la que vivo al fideicomiso para que se utilicen de la siguiente manera: continuaré ocupando mi casa hasta mi muerte y los fondos se emplearán para mantener la vivienda, pagar el salario de mi cuidador y todos los demás gastos de mi cuidado hasta mi muerte. Después de mi muerte, los fondos sobrantes y la casa se transferirán a mi única hija ".
     
  • “Dejo todos mis bienes a mi hijo discapacitado a fin de cubrir su vivienda, sus necesidades personales y su atención médica hasta el día de su muerte. Después de su muerte, lo que quede se dividirá en partes iguales entre el resto de mis hijos que estén vivos por entonces”.
     
  • “El fideicomisario utilizará los fondos que estoy depositando en fideicomiso para pagar solo los gastos educativos razonables de mis hijos y nietos, según él lo determine”.
     
  • “Como todos mis hijos tienen buenas casas, después de mi muerte el título de mi hogar pasará a la organización benéfica X siempre que se utilice únicamente como escuela o con fines educativos”.
     
  • “El fiduciario utilizará los activos del fideicomiso para pagar las necesidades personales y médicas del beneficiario, para pagar los gastos de manutención de su vivienda y para pagar en su nombre las tasas o impuestos en que pueda incurrir.”
     

Ejemplos de cómo utilizar el fideicomiso para resolver problemas familiares

En nuestro primer ejemplo al comienzo de este artículo, el donante podría especificar que el fideicomiso se crea a su muerte y que la casa pasará a ser propiedad del hijo que no había favorecido antes y que eligió favorecer al morir. Para este propósito, podría usar un fideicomiso revocable y cambiar de opinión incluso antes de su muerte.

En el momento de su muerte, el título de la casa pasará al hijo, y en caso de impugnación judicial por parte de otro hijo, el tribunal dará efecto a los deseos expresos del donante según lo establecido en el acuerdo de fideicomiso, al margen de otros métodos que la ley puede prever para la distribuir activos.

En el segundo ejemplo, el donante mayor de edad podría crear un fideicomiso irrevocable y seleccionar una fecha para transferir los bienes, especificándose como beneficiario para usar la casa hasta su muerte y que la propiedad pase a sus hijos.

Una vez creado el contrato de fideicomiso, el título legal pasa al fideicomisario seleccionado por el donante. Un cuidador no puede obligar o engañar al anciano para que este transfiera el título de propiedad porque ya habrá sido transferido al fideicomiso en beneficio del donante hasta su muerte, y después de su muerte a sus hijos. En caso de que el cuidador presente documentos pretendiendo transferir el título de la propiedad, el tribunal buscaría el acuerdo de fideicomiso, que sería presentado por el fideicomisario y, en su lugar, lo haría efectivo.

Nuestro tercer ejemplo contempla el cuidado continuo de un hijo discapacitado después de la muerte de sus padres. Esto requiere que los donantes seleccionen: a) un familiar de confianza que probablemente viva al menos tanto tiempo como el hijo discapacitado; b) un familiar de confianza más joven para servir como fideicomisario de remplazo en caso de la muerte del primer fideicomisario; o c) una institución para administrar el fideicomiso.

Los activos del fideicomiso serían utilizados por el fideicomisario para pagar una vivienda adecuada, los gastos personales y médicos incurridos en el cuidado del hijo hasta su muerte, y los gastos razonables en que incurra el fideicomisario para llevar a cabo las funciones impuestas por el fideicomiso.

En este tercer ejemplo, el donante podría utilizar un fideicomiso revocable que, por supuesto, a su muerte se vuelve irrevocable.

En nuestro último ejemplo, el donante podría crear y financiar un fideicomiso irrevocable en Cuba e identificar a un residente para que actúe como fideicomisario. El fideicomiso autorizaría al fideicomisario a utilizar esos fondos para pagar el mantenimiento de la vivienda, supervisar y pagar al cuidador del beneficiario y cubrir todas las demás necesidades y gastos en los que el beneficiario pueda incurrir.

En este último ejemplo, el donante puede esencialmente tener un agente local, familiarizado con la práctica local, que supervise y pague el cuidado del anciano, algo que un donante que vive en el extranjero no podría hacer sin temor a que el agente local se apropie de los fondos sin recurso legal.

Se puede utilizar una sólida ley de fideicomisos para superar las reglas legales en la mayoría de las jurisdicciones que, en ausencia de un fideicomiso o testamento, los activos se dividen en partes iguales entre los herederos, independientemente de sus circunstancias financieras o necesidades especiales.

La ley de fideicomisos permite que un donante especifique cómo los miembros de la familia compartirán los activos donados y cómo pueden hacerlo durante un período de tiempo en función de sus necesidades, reduciendo las disposiciones injustas y las disputas familiares y hasta apoyando a una entidad caritativa.

Referencias

Para sistema legal anglo, ver: John D. Morley and Robert H. Sitkoff Trust Law, “Private Ordering and the Branching of American Trust Law”

Para sistemas legales latinoamericanos, ver: Leonardo Perez Gallardo, “Fideicomiso constituido por testamento. Una mirada desde el Derecho latinoamericano”