Cuba se queda atrás

Carmelo Mesa-Lago

Comparación de los resultados de dos modelos económicos socialistas: Cuba y China-Vietnam [1]

Editor's note:

Ver Carmelo Mesa-Lago, Comparing Two Socialist Economic Models: Cuban Central Plan and Sino-Vietnamese Socialist Market (Pittsburgh: University of Pittsburgh Press), forthcoming 2024

April 12, 2023

Después de la desaparición de la URSS y del campo socialista en los 90, han sobrevivido muy pocas economías de "comando" o centralmente planificadas.

En Europa Central y Oriental, los países que estaban en la órbita soviética se han transformado en economías de mercado en diversos grados.

En Asia, China, Laos y Vietnam se convirtieron en economías de “mercado socialista” y solo Corea del Norte mantiene el antiguo modelo soviético. Cuba también conserva una economía dirigida, aunque con algunas modestas reformas orientadas al mercado, pero ineficaces.

Es imposible encontrar datos sobre Corea del Norte y hay pocas estadísticas disponibles sobre Laos.

Dos modelos económicos socialistas: una comparación

Este artículo, un resumen muy breve de mi próximo libro, compara dos modelos económicos socialistas actuales para los que hay suficientes datos disponibles:

  • El modelo cubano, caracterizado por el plan central y por grandes empresas estatales dominando el mercado y la propiedad privada, con reformas tímidas e incompletas que han desembocado en dos severas crisis económico-sociales; y
  • El exitoso modelo chino-vietnamita de socialismo de mercado, tipificado por empresas privadas predominantemente pequeñas, medianas y algunas grandes con un mercado que opera bajo un plan descentralizado—más una guía para el desarrollo que una camisa de fuerza—y con un Estado que regula la economía y controla a las empresas más grandes.

Un buen indicador de los dos modelos es la participación del sector estatal en el Producto Interno Bruto (PIB). En 2019, las proporciones eran del 27% en Vietnam y del 30% en China, pero del 91% en Cuba. Por el contrario, la participación del sector privado en el PIB ha crecido rápidamente en China y Vietnam y es hoy el factor más dinámico de la economía.

En Cuba, la pequeña expansión del sector privado se ha visto obstaculizada por el exceso de regulaciones, prohibiciones, trabas burocráticas, fuertes impuestos, y por la incertidumbre creada por variaciones de política. Por ejemplo, los graduados universitarios (ingenieros, arquitectos, médicos, enfermeros, etc.) no pueden ejercer su profesión de forma privada, pero pueden trabajar alquilando una vivienda a turistas o como taxistas o dueños de restaurantes. Esta prohibición alienta a muchos profesionales a dejar sus trabajos estatales, que pagan un salario miserable, y a pasar al sector privado, donde ganan mucho más. O a irse del país.

Esas prohibiciones no existen ni en China ni Vietnam; además, un agricultor puede decidir libremente qué sembrar, a quién venderle la cosecha y fijar su precio por oferta y demanda. Como resultado, China, un país que históricamente sufrió hambrunas periódicas, ahora es autosuficiente en materia de alimentos. Vietnam genera un gran excedente agrícola, que exporta. Ya es el segundo exportador mundial de arroz y exporta 250 000 toneladas anuales a Cuba, país que podría producirlo.

La razón por la que en Cuba no ocurre lo anterior es porque todos los productores no estatales (pequeños agricultores privados, miembros de cooperativas de producción, empleados de granjas estatales y usufructuarios) están obligados a vender una parte de su cosecha al Estado (a veces hasta el 70%, política conocida como “acopio”) a precios establecidos por el gobierno por debajo del precio de mercado. Si Cuba siguiera una política agraria similar a la de los dos países asiáticos, en unos años terminaría la severa escasez de alimentos y la necesidad de importar cerca del 80% de lo que consume, a un costo de 2 mil millones de dólares anuales.

Midiendo el desempeño económico y social en los tres países

Mi libro demuestra, en primer lugar, que es posible comparar los tres países y luego describir las políticas económicas clave de los dos modelos y sus resultados. En segundo lugar, utiliza 20 indicadores (mitad económicos y mitad sociales) para comparar el desempeño de ambos modelos. A continuación, se muestran tres ejemplos de indicadores económicos:

  • Mientras Cuba sufrió un estancamiento económico y un declive en el período 2009-2020, la tasa promedio anual del PIB de China creció casi ocho veces el promedio de Cuba y la de Vietnam creció cinco veces el promedio de Cuba.
  • Entre 1989 y 2020, la producción industrial saltó en China 153 puntos porcentuales y en Vietnam 57 puntos, mientras que en Cuba perdió 45 puntos.
  • En 2020, la inflación en China fue del 2,5%, en Vietnam del 3,3% y en Cuba del 19% (escaló al 400% en 2021).

Cuba ocupó el tercer lugar en los diez indicadores económicos.

En cuanto a indicadores sociales, entre 1989 y 2020 el salario promedio anual ajustado por inflación en el sector estatal aumentó 289% en Vietnam y 217% en China, pero cayó 46% en Cuba.

La salud suele ser considerada una de las áreas de mayor progreso en Cuba. Así era en 1989, cuando la isla se ubicaba entre los primeros países latinoamericanos y entre los socialistas de Europa del Este; pero las crisis de los 90, y la actual, han provocado un severo retroceso. Por ejemplo:

  • La tasa de mortalidad materna de Cuba por cada 100 000 nacidos vivos se disparó de 39,1 a 176,6 en 2017-2021, lo que llevó a Cuba a su nivel de la década de los 50. Contrariamente, en 2021 la mortalidad materna china fue de 17,8 y la vietnamita de 46, ambas con una tendencia a la baja.
  • El “índice de miseria” (una combinación de variables económicas y sociales) en Cuba fue de 1.227, mientras que en China fue de 4,3 y en Vietnam de 4,8.
  • En diez indicadores sociales, Cuba ocupó el tercer lugar en siete y el primero en tres:
    • desempleo abierto (pero con una tasa de subempleo muy alta),
    • años de escolaridad (son bastante similares en los tres países); y 
    • tasa de mortalidad infantil (la tasa de Cuba estaba prácticamente empatada con la de China. Mientras los dos países asiáticos mostraban tasas decrecientes, la de Cuba tendía al alza).

La clasificación promedio de los 20 indicadores fue la siguiente: China primero, Vietnam segundo y Cuba tercero, la isla quedó muy por detrás de los otros dos países. Hay que tener en cuenta que, en el momento de sus revoluciones, ambos países tenían un nivel de desarrollo económico-social muy inferior al de Cuba, por lo que dedicaron un mayor esfuerzo a igualar y superar a Cuba.

infraestructura y vida de la calle caótica

El impacto de los dos modelos en la protección social

El libro se centra en los tres principales programas de protección social: pensiones, atención de la salud y asistencia social. Para evaluar su desempeño, utiliza 150 indicadores agrupados por los principios de seguridad social desarrollados durante más de un siglo por la Organización Internacional del Trabajo:

  • Cobertura previsional de la fuerza laboral;
  • Cobertura de salud de la población total;
  • Asistencia social a la población de la tercera edad;
  • Adecuación o suficiencia de los beneficios;
  • Solidaridad social y equidad de género;
  • Eficiencia administrativa a un costo razonable; y
  • Sostenibilidad financiera y actuarial del sistema.

A continuación, se presentan algunos ejemplos de esos indicadores.

  • En 2020 la pensión mensual promedio de China (estimada en dólares estadounidenses) fue 27 veces el promedio de Cuba; la de Vietnam fue 11 veces el promedio de Cuba.
  • La asistencia social de China a los pensionados, como proporción de la población de 60 años y más, fue 18 veces mayor que la de Cuba, mientras que la asistencia de Vietnam a sus pensionados fue cuatro veces mayor que la de Cuba.
  • Las pensiones en China y Vietnam se ajustan anualmente a los salarios o a la inflación, pero no en Cuba, por lo que en allí perdieron el 32% de su valor entre 1989 y 2020.
  • La pensión de asistencia social en China era 3,5 veces la de Cuba y en Vietnam 1,8 veces la de Cuba. Mientras en los dos países asiáticos estas pensiones superaban la línea de pobreza, en Cuba las pensiones estaban por debajo de la línea de pobreza. En 1989-2019 el número de hospitales en China creció un 79% y en Vietnam un 11%, pero en Cuba disminuyó un 32%.

La sostenibilidad financiera del sistema de seguridad social en el corto, mediano y largo plazo es fundamental para asegurar la continuidad de los demás principios sociales. Mi evaluación mostró que la sostenibilidad financiera era mayor en China y Vietnam que en Cuba.

  • Cuba tiene gastos de seguridad social proporcionalmente tres veces superiores a los otros dos países, pero sus aportes salariales (empleadores y trabajadores) son la mitad de los de China y Vietnam. Como resultado, Cuba sufre un déficit (los gastos son más altos que los ingresos) mientras China y Vietnam generan un superávit (los ingresos son más altos que los gastos).
  • Los dos últimos países tienen reservas para financiar el pago de futuras pensiones, pero Cuba carece de las mismas.
  • Estos problemas se ven agravados por el hecho de que el grado de envejecimiento de la población cubana es muy superior al de China y especialmente de Vietnam. A partir de los 150 indicadores de seguridad social, el orden de los tres países fue el siguiente: China a la cabeza, seguida por Vietnam y luego Cuba rezagada.

¿Por qué Cuba no ha seguido el camino chino-vietnamita?

El libro explora las razones por las que Cuba no ha seguido el camino chino-vietnamita, a pesar de su éxito y del hecho de que el partido comunista permanece en control total del régimen en ese modelo. Causas más políticas que económicas explican esta paradoja: la transferencia del poder económico del Estado al sector privado se percibe como un grave peligro y las fuerzas armadas, mediante el conglomerado militar-económico GAESA --que posee y controla todas las instalaciones turísticas en Cuba, así como muchas otras empresas-- verían erosionado su poder bajo ese modelo.

Fidel Castro se opuso de manera consistente al modelo chino porque rechazó la delegación del poder económico al sector privado. Raúl Castro visitó varias veces China y reconoció públicamente sus progresos, pero después de asumir la presidencia dijo con cautela que Cuba no quiere volver a copiar un modelo económico, pero que no ignora las experiencias de otros países y aprende de ellas. Raúl probablemente quiso seguir el modelo chino-vietnamita, pero careció del control absoluto del que disfrutaba Fidel y tuvo que compartir el poder con otros líderes que se oponían obstinadamente a ese modelo. Esto explica en buena medida que las reformas cubanas hayan sido parciales, lentas, con altibajos y sin resultados.

El liderazgo cubano elige el modelo ruso

En febrero de 2023 Rusia y Cuba anunciaron un acuerdo para que la primera la asesorara en materia de reformas económicas siguiendo el modelo ruso. Lo anunció el millonario Boris Titov, empresario y político de derecha, asesor de Putin, luego de un viaje a La Habana, donde se reunió con el presidente cubano Miguel Díaz-Canel. Este último había sostenido previamente una reunión con Putin en Moscú. El acuerdo prevé la creación de un Centro de Transformación Económica dirigido por tres entidades económicas rusas.

El modelo ruso es una hegemonía de oligopolios, un número limitado de grandes empresas privadas apoyadas por el gobierno, con poca competencia y abundante nepotismo, esencialmente una variante del capitalismo de Estado. Este enfoque sería ideal para GAESA, así como para los actuales líderes cubanos, toda vez que fortalecería su poder. Aparentemente, La Habana apuesta a que con este acuerdo se logrará un mayor apoyo ruso en el suministro de petróleo, la inversión y la expansión del comercio con Cuba. De adoptarse finalmente el actual modelo ruso, Cuba copiaría por segunda vez a su antiguo benefactor con dudosos resultados, ya que el modelo en Rusia ha generado grandes deformaciones económicas y desigualdades sociales.

Conclusión y alternativas

El libro demuestra que el modelo chino-vietnamita tiene la capacidad de salvar a Cuba del actual caos y de la situación que ha experimentado desde la década de los 90, y de encaminarla por la senda del desarrollo económico y social sostenible. Y podría hacerlo manteniendo el poder del Partido Comunista.

Sin embargo, lo anterior requiere un significativo cambio de mentalidad en el liderazgo cubano. Las probabilidades de que esto ocurra antes de que desaparezca la actual generación octogenaria y nonagenaria son escasas. Cuando eso suceda, habrá que ver si el partido, las fuerzas armadas y GAESA están dispuestos a ceder parte de su poder para mejorar el nivel de vida del pueblo.

Personalmente, preferiría un modelo híbrido (mercado con regulación estatal) con democracia, como el estado de bienestar de los países escandinavos o el modelo seguido por la mayoría de los países de Europa del Este que antes estaban en la órbita soviética y hoy disfrutan de un mayor PIB per cápita que Rusia.

En resumen, Cuba se está moviendo de una obsoleta y fallida planificación de mando soviética a un ineficiente oligopolio capitalista de Estado ruso en vez de implementar modelos más eficientes y exitosos para la nación y su pueblo.

[1] Este artículo se basa en parte en una entrevista de Mauricio Vicent, corresponsal en La Habana de El País, 14 de febrero de 2023, reestructurada y ampliada.