La "Tarea Ordenamiento" y las distorsiones cambiarias

Mauricio de Miranda Parrondo

Ante los problemas generados por una medida tomada a destiempo, en el peor de los momentos para el país en las últimas tres décadas, y concebida erróneamente, es necesario corregir el rumbo y adoptar una política más realista.

October 29, 2021

La eliminación de la dualidad monetaria y la multiplicidad de los tipos de cambio ha estado desde hace muchos años en las propuestas de política económica de muchos economistas cubanos. Solo en 2011 el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba incluyó esta medida en los Lineamientos de Política Económica y Social.

Debieron pasar otros diez años para que se adoptara la llamada “Tarea Ordenamiento” que, en teoría, abordaría la cuestión de un sistema monetario unificado y con un tipo de cambio de la moneda nacional que pudiera expresar los precios relativos de la economía nacional en relación con la economía internacional.

Sin embargo, en realidad solo se trató de una unificación cambiaria mediante una devaluación del tipo de cambio oficial del peso cubano respecto al dólar estadounidense en 2300%, estableciendo como nueva paridad la que ya existía en las CADECA antes de la crisis económica que la pandemia agudizó, es decir, 24 pesos cubanos por un dólar estadounidense.

La medida, adoptada a destiempo y quizás en el peor momento posible porque ocurre cuando existe una menor oferta de divisas por el cierre del turismo internacional causado por la pandemia, estuvo precedida por anuncio de la apertura de tiendas a las que el público podría acceder si dispone de depósitos bancarios en monedas libremente convertibles. Si bien el dólar o las demás divisas que acepta el Banco Central de Cuba no circulan en efectivo, funcionan como medios de pago como depósitos a la vista y, en rigor, son parte de la oferta monetaria. Y como quiera que no se convierten a pesos cubanos, funcionan como una moneda adicional. En estas condiciones, se ha producido una nueva redolarización parcial de la economía.

una mesa con afiche diciendo que no se aceptan CUC con una mujer sentada al lado y una bandera cubana colgada al fondo

Ciertamente, se eliminó el llamado peso convertible (CUC), que ya no lo era, pero esta “segunda moneda” había sido creada solo como un signo de valor representativo de los dólares para evitar la circulación de la divisa estadounidense, la cual vuelve a operar en un mercado segmentado a través de depósitos electrónicos.

La “Tarea Ordenamiento”

Las autoridades cubanas denominaron “Tarea Ordenamiento” a la medida de supresión del CUC, establecimiento de un nuevo tipo de cambio oficial devaluado del peso cubano (CUP) y a la reforma de precios y de salarios y pensiones, asumiendo que dichas medidas reordenarían el caos monetario y cambiario existente desde varias décadas.

En la reforma de salarios estatales se establecieron 32 escalas con un salario mínimo de 2.100 pesos (87,50 USD) y un máximo de 9.510 (396,25 USD), mientras que la mayor parte de las pensiones, que estaban fijadas entre 280 y 500 pesos, quedaron por debajo del salario mínimo, entre 1.528 y 1.733 pesos, mientras que a los pensionados con ingresos superiores a 500 pesos se les fijó un valor de 1.528 más el valor que anteriormente cobraban.

En consecuencia, una persona pensionada con 500 pesos recibe una pensión de 1.733 pesos, mientras que otra que percibía una pensión de 501 pesos, percibe 2.029 pesos. Es decir, de una diferencia de un peso se pasa a una de 296. A esto debe añadirse que los jubilados de mayor edad recibieron pensiones muy pequeñas que se fueron aproximando a niveles cercanos al mínimo en la medida que se producían reajustes.

En la reforma se consideró una canasta básica de bienes y servicios valorada en 1.528 pesos. Aunque nunca se conoció el método de cálculo, la realidad ha dejado esa cifra muy por debajo de los requerimientos actuales. El cálculo original de los funcionarios cubanos fue que el incremento de precios sería solo de 1,6 veces, mientras se anunció que solo se permitirían incrementos de precios en el sector no estatal de no más de 3 veces. Por su parte, los salarios estatales tendrían un incremento promedio de 4,9 veces y las pensiones de 5 veces.

un estante de tomates a la venta por 150 pesos la libra

Sin embargo, la realidad es que desde la crisis de los años 90 se fue incrementando considerablemente la brecha entre los niveles de ingresos de la población y el costo de la vida. Los incrementos salariales y de pensiones realizados hasta la fecha, acumulaban notables rezagos respecto a las condiciones que aseguran la sobrevivencia.

En septiembre de 2021, la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) publicó el informe sobre inflación, según el cual la variación en el índice de precios al consumidor, que reúne 298 artículos que representan más del 90% del gasto de los hogares, era de 59,66% en el acumulado del año 2021 y de 69,37% en el acumulado interanual. Los transportes, los servicios de vivienda y los alimentos y bebidas no alcohólicas han sido los rubros en los que se han producido mayores incrementos.

En la sesión de la Asamblea Nacional del pasado 27 de octubre, el jefe de la Comisión de Implantación y Desarrollo de los Lineamientos, Marino Murillo Jorge, reconoció que la inflación había crecido más de lo que se había previsto, lo cual había llevado a elevar el valor real de la canasta de bienes y servicios de 1.528 como promedio nacional a 3.250 pesos en La Habana y a 3.057 en las provincias orientales, con lo cual, prácticamente todos los jubilados y los trabajadores con salarios en los niveles bajos de la escala salarial quedan por debajo de esos valores. El incremento de los precios ha sido tal, que ese costo de la canasta básica en las zonas más pobladas del país se acerca al salario medio que se estableció en 3.838 pesos.

La sobrevaluación del peso en el tipo de cambio oficial

En su reforma monetaria y cambiaria, el Gobierno cubano le apostó a un sistema de tipos de cambio fijos, con una nueva paridad sobrevaluada del peso cubano y a la cual el Banco Central de Cuba no puede asegurar la venta de la divisa extranjera. En consecuencia, ha desaparecido el mercado cambiario institucional y se ha revitalizado un mercado subterráneo en el que las divisas extranjeras tienen valores que superan varias veces el tipo oficial.

Gráfico 1. Evolución del tipo de cambio del peso cubano (CUP) en el mercado informal. Unidad: Pesos cubanos por un dólar en efectivo (USD), un euro (EUR) o un dólar depositado en cuentas en MLC.

grafico con tres líneas en rojo demostrando la apreciación del Euro, en azul la del dólar y la verde de la moneda libremente convertible cubana

Fuente: El Toque.

A falta de datos oficiales en un mercado transparente, la publicación digital El Toque ha creado un indicador del tipo de cambio “representativo” del mercado informal, de dólares estadounidenses en efectivo (USD), euros (EUR), y lo que han llamado moneda libremente convertible (MLC), que en realidad son los dólares en depósitos bancarios que están siendo transados en la actualidad con un valor mayor al de los USD en efectivo desde que el Banco Central adoptó la medida de no aceptar depósitos de esa divisa en efectivo en las llamadas cuentas en MLC.

El Gráfico 1 muestra la tendencia ascendente de las tres variables en lo que va de año, incluso en el caso de los USD en efectivo, a pesar de que el 24 de junio tuvo un valor pico, luego se estabilizó y después comenzó a subir de nuevo. Ello es explicable en la medida en que no existe suficiente confianza del público en la moneda nacional, toda vez que no es plenamente soberana en el territorio cubano debido a que con ella no puede adquirirse la totalidad de bienes y de servicios.

Sin embargo, en el comercio exterior y en las transacciones internacionales funciona el tipo de cambio oficial sobrevaluado del peso cubano, porque el valor fijado por las autoridades supera el de las condiciones de mercado, es decir, vale más de lo que “debería valer” de acuerdo con esas condiciones. Esa brecha en el caso de los USD en efectivo, que es el valor de menor pendiente positiva, ha aumentado de 1,66 veces a comienzos de enero de 2021 a 2,79 veces en octubre.

Podría decirse que los valores alcanzados por las divisas extranjeras expresan una situación excepcional debida a la caída del turismo, las remesas y otros ingresos por exportaciones debido a la pandemia. Sin embargo, así funcionan los mercados y en muchos países latinoamericanos pueden observarse tendencias parecidas. La diferencia es que la mayor parte de esos países usan sistemas cambiarios flexibles en los que el tipo de cambio se corrige diariamente en un mercado transparente de divisas que hace innecesaria o limita la existencia de mercado subterráneo.

En cambio, en Cuba, donde se optó por el tipo de cambio fijo y sobrevaluado, el resultado es, por una parte, la aparición de un potente mercado subterráneo y, por otra, la inutilidad del tipo de cambio establecido. Esto, además genera un poderoso incentivo para que los poseedores de activos en divisas prefieran el mercado paralelo al institucional, incluso en el caso de que este se restablezca.

Por otra parte, la sobrevaluación de la moneda nacional tiene efectos nocivos en la competitividad externa de los bienes y servicios exportables porque los encarece. Por ejemplo, haciendo abstracción de las particularidades del sistema cubano de comercio exterior y de las tarifas que cobran las empresas estatales del ramo por sus servicios, si el precio de exportación de un producto en pesos cubanos fuera de 2.400 CUP, ese producto tendría un precio internacional de 100 USD.

mano con billetes cubanos de diferentes montos en frente de estante con limones y otras frutas

Sin embargo, si se asumiera como válida la tasa de cambio de mercado, ese producto podría venderse a 35,82 USD, podría ser muy competitivo internacionalmente y no habría problemas para que el exportador recibiera sus 2400 CUP porque ellos le servirían para adquirir bienes y servicios en el mercado doméstico, incluso para realizar importaciones.

Otra opción sería que el precio promedio internacional del producto fuera 100 USD y si el tipo de cambio fuera el del mercado, al realizar la venta a ese precio, el exportador obtendría 6.700 CUP en lugar de 2.400, lo cual es claramente estimulante para él siempre que la tasa de devaluación no supere a la de inflación.

Sin embargo, en el caso cubano, nada de esto funciona. Debido a la inconvertibilidad real del CUP a la tasa oficial, el Estado se ve obligado a “estimular” las exportaciones de los pequeños y medianos empresarios y de los cooperativistas permitiendo que los exportadores conserven el 80% de sus ingresos en forma de depósitos en divisas en ese nuevo mercado dolarizado.

Los cambios necesarios

Ante los problemas generados por una medida tomada a destiempo, en el peor de los momentos para el país en las últimas tres décadas, y concebida erróneamente, es necesario corregir el rumbo y adoptar una política más realista, sobre todo a partir de la reapertura del turismo, que en principio podría caracterizarse por los siguientes componentes:

  1. Establecer la plena soberanía del peso cubano en todas las transacciones domésticas, eliminando las tiendas en moneda libremente convertible y restableciendo su plena convertibilidad interna.
  1. Abandonar el sistema de cambios fijos y reemplazarlo por un tipo de cambio flexible que, transitoriamente, pudiera requerir la intervención del Banco Central para contener presiones especulativas.
  1. Establecer un mercado transparente de divisas en el que puedan interactuar libremente oferentes y demandantes de divisas extranjeras y de pesos cubanos.
  1. Permitir la apertura de sucursales de bancos comerciales extranjeros con la debida supervisión de las autoridades del sistema financiero, de forma que pueda canalizarse ahorro externo para facilitar el crédito para la inversión y para el consumo, ante la evidente insuficiencia del ahorro bruto interno.
  1. Liberalizar el comercio exterior, eliminando el monopolio estatal y permitiendo la aparición de empresas comercializadoras o gestoras en cualquier tipo de propiedad.

Con estas medidas, podría abordarse una profunda reforma del sistema monetario y cambiario que, en principio, eliminaría las distorsiones que ha generado la llamada “Tarea Ordenamiento” y permitiría una conexión más efectiva de la economía nacional con la internacional, a partir del establecimiento de precios relativos que reflejen las condiciones reales de competitividad.

Obviamente, aquí solo se abordan los cambios necesarios en materia monetaria y cambiaria que están lejos de ser suficientes para lograr que la economía cubana entre en un sendero de crecimiento sostenido.


 

hombre sonriendo portando gafas, camisa blanca y chaqueta azul con fondo de arboles

Mauricio De Miranda Parrondo. Economista cubano. Doctor en Economía Internacional y Desarrollo por la Universidad Complutense de Madrid, España. Profesor Titular del Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Javeriana Cali, Colombia. Editor y coautor de varios libros y autor de capítulos de libros y artículos sobre la economía cubana. Investigador visitante y conferencista en varios centros de investigación y universidades en América, Europa y Asia.