Crisis migratoria, economía y sanciones
Pavel Vidal Alejandro
Profesor, Universidad Javeriana, Cali, Colombia
El espíritu emprendedor no se queda en la isla de Cuba. Un golpe agudo para una sociedad extremadamente envejecida que viene presentando tendencias preocupantes en la demografía del mercado laboral.
El 21 de abril de 2022 funcionarios de Estados Unidos y Cuba se reunieron en Washington DC para discutir temas migratorios en las conversaciones de más alto nivel entre los dos gobiernos desde que asumió el presidente Joe Biden.
Las conversaciones se produjeron cuando un número récord de inmigrantes cubanos estaba (y sigue) cruzando a Estados Unidos desde México y en vísperas de la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, dos factores que parecieron motivar el diálogo oficial y las medidas que semanas después anunció la Casa Blanca para levantar parcialmente algunas sanciones sobre la isla.
El principal resultado de esas conversaciones parece haber sido el compromiso de ambos gobiernos de trabajar para garantizar el cumplimiento de los Acuerdos Migratorios, actualizados por última vez en 2017 durante la administración Obama. Este es un paso positivo y constructivo, pero insuficiente para resolver la actual crisis migratoria.
Es insuficiente, primero, por simple aritmética. De cumplirse a cabalidad, los Acuerdos Migratorios definen otorgar hasta 20 000 visas anuales, y la tasa anualizada de la emigración cubana hacia los Estados Unidos supera los 100 000. Para este año se plantean estimados de alrededor de 150 000 migrantes cubanos cruzando la frontera sur.[i] Segundo, porque la crisis tiene determinantes subyacentes en Cuba y es resultado de las propias sanciones económicas.
La economía cubana fue de las más afectadas por la pandemia en la región, se ha logrado recuperar muy poco en 2021 y 2022 y presenta una de las mayores tasas de inflación en la región.[ii] En ello influye el impacto asimétrico de las sanciones sobre las condiciones de vida de las familias cubanas,[iii] así como las reformas incompletas del fracasado modelo económico.
Durante las últimas semanas se han sumado a la crisis los cortes de electricidad, y se comienzan a sentir las consecuencias de la descapitalización y la obsolescencia tecnológica de la infraestructura del sector de energía, que no ha escapado de la falta de divisas para financiar los mantenimientos mínimos necesarios.
La reacción del gobierno cubano a las protestas sociales del 11 de julio de 2021 constituye otro elemento de desaliento para los jóvenes y confirma sus pocos espacios de real participación política para transformar el país. Si bien la razón económica se podría considerar la causa principal de la nueva ola migratoria, no se puede descartar la influencia del deterioro del clima político en la isla.
El impacto sobre la fuerza de trabajo
El uso de la migración como una válvula de escape puede resultar aparentemente beneficioso para el gobierno cubano en el corto plazo. La ilusión de progreso no radica en quedarse y presionar para cambiar el estado de las cosas en la isla -donde económica y políticamente parece imposible- sino en emigrar a cualquier parte. Muchos de los que le apostaron a las oportunidades que se abrieron con las aperturas de Raúl y Obama se están yendo. La emigración se lleva capital humano, recursos financieros y experiencias acumuladas. El espíritu emprendedor no se queda en la isla y se revierte en innovación, empresas y empleos. Se va a otra parte.
Este es siempre un golpe para el crecimiento económico potencial de cualquier país, pero es mucho más agudo cuando se trata de una sociedad extremadamente envejecida como la cubana y que viene presentando tendencias preocupantes en la demografía del mercado laboral.
La fuerza laboral cubana total llegó a un máximo en el año 2011 con 5,2 millones de personas, lo que representaba en ese momento un 76% de la población en edad laboral (tasa de participación). Desde entonces, ambos indicadores cayeron de forma drástica, alcanzando un mínimo en 2017, a lo que le siguió una marginal recuperación. En 2020 la tasa de participación laboral era 10 puntos menores que en 2011. La fuerza de trabajo se contrajo en casi medio millón de personas de 2011 hasta 2020. Una trayectoria similar ha tenido la población ocupada (ver Figura. 1). Y en estos datos todavía no se refleja el impacto de la ola migratoria actual.[iv]
En un artículo para el blog de ASCE ( the Association for the Study of the Cuban Economy), el recientemente fallecido economista Ernesto Hernández-Cata ha examinado las posibles causas de esta caída en la tasa de participación de la fuerza laboral.[v] Esas tendencias demográficas también tienen implicaciones desfavorables para el sistema de pensiones, tal y como fue analizado por Carmelo Mesa-Lago, Carla Moreno y Stephen J. Kay en un artículo publicado este año en la revista International Social Security Review.[vi]
Por otra parte, se debe considerar que la emigración tiene un impacto económico mucho mayor cuando la economía depende altamente de la fuerza de trabajo para producir alimentos y otros bienes y servicios. La mayoría de los sectores económicos cubanos (debido a las limitaciones de financiamiento y al impacto de las constantes crisis de balanza de pagos) operan con muy baja intensidad de capital y desarrollo tecnológico.
Estos impactos en el mercado laboral tal vez no se evidencien de inmediato, dada la menor actividad productiva actual. Será mucho más notable cuando sea posible consolidar la recuperación, crezca el turismo y se requiera mano de obra para poner a funcionar a plena capacidad la economía estatal y privada.
La ola migratoria hace mucho más lenta la recuperación económica a los niveles prepandemia y reduce el potencial al que puede aspirar la pequeña y mediana empresa privada a pesar de la apertura de su marco legal. Las sanciones estadounidenses, una vez más, al ser uno de los determinantes de la actual crisis económica, evidencian su efecto contraproducente. No solo alimentan la crisis migratoria en la frontera sur, sino que promueven la salida de emprendedores y jóvenes que, una vez que ya no están en la isla, no constituyen más una posible fuerza de cambio real dentro de la sociedad cubana.
Las medidas de la administración Biden
En medio de este complejo panorama en la isla, el presidente Biden anunció nuevas medidas para promover vías formales para la reunificación familiar, viajes, remesas, y apoyos al sector privado cubano.[vii]
El Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) de Cuba calificó el anuncio como “pasos limitados en la dirección correcta”. [viii] Ciertamente, las medidas no pretenden regresar las relaciones y el intercambio económico con la isla a la época de Obama.
En el corto plazo, sí pueden representar un alivio parcial a la delicada situación que viven las familias. Se promueven viajes y remesas, dos fuentes de ingreso que sobre todo tienen un impacto en el consumo de los hogares y en las ventas y empleo del sector privado. Dada la magnitud de las crisis y la escasez en Cuba, cualquier dólar extra puede considerarse un alivio.
Pero es evidente que el impulso que las medidas de Biden pueden generar en la empresa privada cubana está restringido por el impacto moderado que se puede esperar sobre los viajes, dado que no se permiten los viajes individuales y los cruceros. Además, la permanencia de Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo pone en duda la efectividad de todo lo que tiene que ver con pagos internacionales electrónicos, lo cual es fundamental para que remesas puedan retomar un camino financiero formal y llegar con menores costos a las familias cubanas.
El uso de monederos digitales, criptomonedas y transacciones P2P (de igual a igual) podría estar entre las variantes a considerar para facilitar las transferencias electrónicas. En este caso, la Casa Blanca debería tomar medidas para permitir la participación de los nacionales cubanos en los exchanges (mercados de criptomonedas) internacionales. Eliminar las trabas para que los nacionales cubanos operen transacciones que impliquen a los bancos estadounidenses, sería otra medida a considerar con el fin de facilitar operaciones a través del sistema financiero convencional.
Los canales financieros digitales también son cruciales para que los empresarios privados cubanos puedan exportar, importar y ampliar sus actividades en operaciones internacionales. Pero muy poco de lo que promete la Casa Blanca para el sector privado parece viable mientras las pequeñas y medianas empresas cubanas se sigan considerando parte de un país que patrocina el terrorismo.
[i] https://www.nytimes.com/2022/05/03/world/americas/cuban-migration-united-states.html
[ii] https://horizontecubano.law.columbia.edu/news/de-que-depende-la-inflacion-y-la-recuperacion-de-la-economia-cubana-parte-ii
[iii] Ver “El impacto económico de las sanciones estadounidenses a Cuba, 1994-2020, https://www.realinstitutoelcano.org/documento-de-trabajo/el-impacto-economico-de-las-sanciones-estadounidense-a-cuba-1994-2020/
[iv] En los datos recién publicados del Anuario Nacional 2021 quedaron en blanco la mayoría de los indicadores de empleo. La ONEI publicó las tablas del capítulo 7 del Anuario con la siguiente nota: “No se puede disponer de los datos referentes a la población activa, la tasa de actividad económica, desocupados y tasa de desocupación del 2021 por no haberse realizado la Encuesta Nacional de Ocupación (ENO).”
[v] https://www.ascecuba.org/explaining-fluctuations-in-cubas-participation-rate-by-ernesto-hernandez-cata/
[vi] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/issr.12293
[vii] https://www.state.gov/biden-administration-expands-support-to-the-cuban-people/
[viii] http://www.cubadebate.cu/especiales/2022/05/16/declaracion-del-minrex-un-paso-limitado-en-la-direccion-correcta/