Factores para la recuperación del turismo en Cuba

Cuba tiene que prepararse para una larga y lenta recuperación de la actividad turística internacional.

By Dr. Gerardo González Núñez

November 17, 2020

Siete meses después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara a la COVID-19 una pandemia, el sector turístico mundial comenzó a aflojar el freno que detuvo su maquinaria con el objetivo de pasar a la recuperación, que estará marcada por un alto nivel de incertidumbre debido a no saberse a ciencia cierta cuándo se alcanzarán, al menos, los resultados de 2019. Algunos especialistas consideran que posiblemente ello podrá ser realidad en algún momento del 2021; los menos optimistas señalan el 2023 o 2024.

El factor clave de la recuperación es la disposición de los potenciales turistas a viajar. Se están recibiendo mensajes mixtos de los principales mercados emisores de viajeros sobre este tema. Según diversos sondeos y análisis, algunos están deseosos por viajar a destinos distantes, aun si se encuentran bajo fuertes medidas de control sanitarias. Otros no lo desean hacer porque dudan de las seguridades ofrecidas por las autoridades o porque no están dispuestos a invertir en un viaje en que sientan los traten como si estuvieran en un hospital. Es decir, si para algunas personas viajar a un destino no resulta una experiencia totalmente agradable, sin restricciones, entonces preferirían quedarse en casa.

Por lo tanto, el dinamismo de la actividad turística va a depender de los niveles de confianza que se vayan generando en los turistas. Una fuente de esa confianza descansa en la evolución que vaya teniendo la enfermedad a nivel global, en la posibilidad de surgimiento de una vacuna efectiva, pero también en lo que los países receptores sean capaces de ofrecer. Cuando los consumidores puedan estar seguros de que se les ofrecerá el producto que esperan, la demanda comenzará a fluir de nuevo.

Con estas tendencias en mente, la velocidad que tome la recuperación del turismo en Cuba dependerá de cómo interactúen factores favorables y desfavorables que accionan en la Isla.

Factores favorables

Cuba exhibe uno de los resultados más positivos en el control del coronavirus de la región del Caribe. Hasta el momento, tiene 582 casos por millón de habitantes y una tasa de recuperación de los contagiados del 91%, superando a República Dominicana (11,608/millón y 83%) y Jamaica (3,041/millón y 49%), sus más cercanos competidores. Se une a lo anterior una política de apertura controlada del turismo, la cual se ha restringido a los polos de Varadero y a los cayos al norte del país por ser zonas relativamente aisladas del resto de la población e incluir medidas de control sanitario y equipos médicos de respuesta. Estas acciones contribuyen a proyectar una imagen de responsabilidad y seguridad en la recepción y atención a los turistas.

También abona a esa confianza la práctica tradicional en el modelo turístico cubano de la modalidad “todo incluido”, ese que permite a los turistas encontrar en un espacio físico controlado un conjunto de amenidades sin exponerse a las posibilidades de contagio que pueden surgir cuando se practica un turismo abierto, modelo muy preferido por canadienses y británicos, que forman parte de los principales mercados para Cuba. A ello se suman iniciativas como la del grupo Meliá, que está ofreciendo estadías largas en hoteles cubanos, de una duración de semanas o meses.

Factores desfavorables

Cuba está ubicada entre 6 y 8 horas de vuelo de sus principales mercados emisores. Esto desincentiva la disposición a viajar de personas que ven con preocupación la posibilidad de estar en un espacio cerrado tanto tiempo, cuando hay alternativas de viajes más cercanas a sus domicilios.

La modalidad “todo incluido” no es atractiva para todos los turistas que usualmente viajan a Cuba como en los casos de los españoles e italianos. No es descartable, que hasta que no se permita un turismo abierto, la isla no reciba turista debido a este factor.

Algunos de los principales mercados emisores --España y Francia-- están entrando en una nueva fase de emergencia por un rebrote del número de contagiados. Según la OMS, la cifra podrá ser mayor a medida que el hemisferio norte vaya entrando en la temporada invernal. También predominan advertencias de los gobiernos canadiense y europeos a no hacer viajes imprescindibles y tomar medidas de cuarentena obligatoria para aquellos ciudadanos que retornan de viajes al exterior.

Pero un factor que veo con preocupación es que, desde antes de declararse la pandemia, el turismo cubano comenzó a mostrar pérdida de dinamismo y deterioro de algunos indicadores de eficiencia, señales de causas no asociadas a la actual situación y que pueden funcionar como agravantes en el ritmo de la recuperación. Por ejemplo, el crecimiento de los turistas canadienses, principal mercado para Cuba, se había frenado cuando entre 2014 y 2019 decreció un 5%. También se ha producido una caída del nivel de aprovechamiento de las capacidades hoteleras. Para el 2018 el nivel de ocupación no llegó al 50%, mientras que el promedio en el Caribe estuvo en el 70%. Otro indicador es la disminución en el promedio de días de estancia de los turistas. Mientras que en el 2005 reflejaba un valor de 8.7 días, en el 2019 fue de 6.7 días.

Durante el primer trimestre del 2020, algunos estas tendencias continuaron. Según estadísticas de la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba, la cantidad de turistas que la isla recibió fue inferior en un 33% a lo alcanzado en igual período del 2019, con una tasa de ocupación hotelera de solo 43.6%. Se destaca Inglaterra con una disminución del 65% en los visitantes recibidos, Alemania con el 39%, Francia con el 37%, España con el 21% y Canadá con el 19%, entre otros.

En conclusión, Cuba tiene que preparase para una larga y lenta recuperación de la actividad turística internacional. Aun en el año próximo muy posiblemente se requerirán mascarillas, distancia social, pruebas de detección y períodos de cuarentenas. Se necesitará, por tanto, de mucha paciencia y adaptabilidad para que la maquinaria turística pueda funcionar de nuevo a plena capacidad y vuelva a colocarse como una de las principales fuentes de ingresos en divisas.


Gerardo González Núñez es investigador especializado en temas económicos de América Latina con énfasis en la Cuenca del Caribe y Cuba. Doctor en Negocios Internacionales de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Catedrático de Economía y Negocios Internacionales en esa propia universidad. Autor de varios libros, entre los que se encuentran El Caribe en la política exterior de Cuba (1991), ¿Intelectuales vs Revolución? (coautor, 2001), y Oportunidades de negocios en Cuba. ¿Qué puede esperar Puerto Rico? (2010). Ha impartido conferencias y cursos en varias universidades de Estados Unidos y de América Latina y el Caribe.