Las pequeñas y medianas empresas son esenciales en el tipo de reforma monetaria que ha anunciado el gobierno cubano

La decisión de asumir una devaluación significativa y rápida del peso cubano va a tener un impacto enorme en la economía cubana. Las PYMES lograrán adaptarse y aprovechar mejor las oportunidades que se generarán con el ajuste cambiario para sustituir las importaciones y consolidar los encadenamientos productivos nacionales.

By Pavel Vidal

October 20, 2020

Los recientes anuncios de las autoridades económicas cubanas dejan ver que la inminente reforma monetaria coincide, en muchos aspectos, con las propuestas que desde hace años se vienen construyendo en la academia y en las propias instituciones cubanas que se ocupan de estos temas.

El diseño de la reforma se destaca, primero, por su integralidad, al conformarse un paquete que abarca la eliminación del CUC (peso cubano convertible), la corrección de la tasa de cambio oficial del peso cubano, los salarios, las pensiones, los subsidios, la autonomía empresarial y el reconocimiento de un mayor espacio al sector empresarial no estatal. Las explicaciones muestran que se ha pensado con cuidado en los diferentes escenarios posibles y en las múltiples ramificaciones, incluso en detalles y excepciones que son muy importantes para su correcta implementación. Se han trabajado escenarios de simulación que consideran las especificidades de los sectores y de los diferentes grupos familiares y trabajadores afectados por las medidas.

Un segundo elemento a resaltar es la intención de provocar cambios reales (no solo nominales) en las variables económicas. La devaluación real de la moneda nacional persigue estimular a los exportadores (sin límites impositivos), la sustitución de importaciones, los encadenamientos productivos dentro del mercado doméstico, el crecimiento de los salarios reales y el cierre paulatino de empresas estatales irrentables.

Este último punto es fundamental. Múltiples grupos empresariales estatales se han mantenido funcionando por décadas con unos niveles de eficiencia y competitividad que no ameritan su presencia en el sistema productivo. Su sobrevivencia le cuesta al país millones de dólares al año en subsidios, que ahora están ocultos en la tasa de cambio sobrevaluada del peso cubano. Cuando a partir del día cero las empresas estatales deban reflejar en sus balances los verdaderos costos de los insumos importados, los nuevos precios relativos y las nuevas magnitudes salariales, quedará más claro de cuántos millones de dólares en subsidios al año estamos hablando.

En las explicaciones oficiales se puso como ejemplo el sector de comercio, pero esto va mucho más allá, y de seguro tocará a actividades manufactureras y a otras ramas que han sufrido una continuada descapitalización y obsolescencia tecnológica de su infraestructura, equipos y maquinarias, que difícilmente les permitirá competir con los bienes importados, no importa cuánto se deprecie la tasa de cambio, cuánto esfuerzo se haga para que no suban en la misma proporción los precios internos, ni cuántas ayudas se les entreguen el primer año para que se adapten al nuevo entorno monetario.

Debido a la importancia que tiene para la corrección de la estructura productiva, parece necesario explicar con mayor precisión el funcionamiento de este fondo presupuestal de ayuda a las empresas estatales afectadas por la devaluación de la moneda durante el año en que se dice estará operando. Y más importante: es indispensable conocer cómo será el proceso de cierre, fusión o reconversión de las empresas estatales no viables en el nuevo marco de precios relativos, una vez transcurrido ese primer año.

Claramente, el impacto en el desempleo es la principal preocupación. Esta es una primera área donde las pequeñas y medianas empresas, conjuntamente con los trabajadores por cuenta propia, tienen mucho que aportar. En todas las economías este segmento del tejido empresarial, si bien no es el que más genera valor agregado, siempre es el que más contribuye al empleo. En el proceso de reconfiguración de la estructura productiva estatal cubana, las pequeñas y medianas empresas podrían absorber una buena proporción de la fuerza laboral que necesita relocalizarse.

Si se liberaliza suficientemente este segmento del sistema empresarial en la economía cubana, de seguro contribuirán notablemente a la sustitución de importaciones y a la consolidación de encadenamientos productivos nacionales. 

Además del desempleo, la otra gran preocupación es la inflación. Ya se reconoce que habrá una corrección drástica de los precios mayoristas y de la mayoría de los minoristas. Acá también las autoridades cubanas presentaron algunos resultados de sus ejercicios de simulación y del diseño regulatorio. Sin embargo, es imposible tener total conocimiento sobre el traspaso de la devaluación a los precios. En un escenario de autonomía empresarial como el que se aspira, la estructura monopólica organizada en las llamadas Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (OSDES) impediría que el traspaso sea bajo, es decir, que los precios suban menos que la tasa de cambio.

Si se les deja, ninguna de las más de cincuenta OSDES que existen va a renunciar a su poder monopólico para subir precios con tal de mantenerse a flote y poder pagar más salarios. El límite máximo que va a definir el Ministerio de Economía y Planificación (MEP) y el Ministerio de Finanzas y Precios (MFP) para el incremento de precios mayoristas para los sectores y subsectores económicos acabará siendo el valor que se quede, con lo cual terminaríamos donde empezamos: con una definición centralizada de los precios relativos en la economía por parte del MEP y el MFP.

Para que ello no suceda, debe expandirse la cantidad de actores económicos operando en un mercado competitivo. Y esta es la segunda razón para acelerar la creación de pequeñas y medianas empresas, junto a la expansión de las cooperativas, el trabajo por cuenta propia, la inversión extranjera, y la diversificación de las estructuras empresariales que controlan el comercio de bienes importados. La participación de las pequeñas y medianas empresas ayudaría a incorporar competencia y diversidad productiva, necesaria para que los precios relativos reflejen mejor la escasez relativa de los recursos.

En adición a la integralidad y al carácter estructural, la reforma monetaria anunciada tiene como sello la decisión de asumir una devaluación significativa y rápida del peso cubano, la cual es una característica excepcional dentro de un proceso de reformas que ha tenido como principal inconveniente la desesperante lentitud.

En la comparación de los impactos de este tipo de ajuste cambiario entre las antiguas economías socialistas en Europa y lo sucedido en Vietnam, sale ganando este último, en gran parte explicado por la estructura productiva basada en empresas familiares, campesinos, y pequeñas y medianas industrias. La literatura que recoge esta comparación enfatiza que las unidades económicas de menor escala lograron adaptarse más fácilmente y aprovechar mejor las oportunidades que se generaron con el ajuste cambiario. Si se liberaliza suficientemente este segmento del sistema empresarial en la economía cubana, de seguro contribuirán notablemente a la sustitución de importaciones y a la consolidación de encadenamientos productivos nacionales.

Cuba no cuenta con el apoyo financiero del FMI ni de ninguna otra institución multilateral para manejar la reforma monetaria. Las reservas internacionales y los espacios de política fiscal se han agotado para enfrentar los impactos de la crisis venezolana, las sanciones de los Estados Unidos y la pandemia. Por tanto, la organización inteligente del nuevo marco regulatorio y de los cambios estructurales que acompañan las acciones de política monetaria son la clave del éxito, y en este caso la pequeña y mediana empresa tiene mucho que aportar.

PVA Reforma monetaria y PYMES (ed) + Access.pdf 46.08 KB